miércoles, 23 de enero de 2008

La secta del Fénix


Quienes escriben que la secta del Fénix tuvo su origen en Heliópolis, y la derivan de la restauración religiosa que sucedió a la muerte del reformador Amenophis IV, alegan textos de Heródoto, de Tácito y de los monumentos egipcios, pero ignoran, o quieren ignorar, que la denominación por el Fénix no es anterior a Hrabano Mauro y que las fuentes más antiguas (las Saturnales o Flavio Josefo, digamos) sólo hablan de la Gente de la Costumbre o de la Gente del Secreto.Ya Gregorovius observó, en los conventículos de Ferrara, que la mención del Fénix era rarísima en el lenguaje oral; en Ginebra he tratado con artesanos que no me comprendieron cuando inquirí si eran hombres del Fénix, pero que admitieron, acto continuo, ser hombres del Secreto. Si no me engaño, igual cosa acontece con los budistas; el nombre por el cual los conoce el mundo no es el que ellos pronuncian.Miklosich, en una página demasiado famosa, ha equiparado los sectarios del Fénix a los gitanos. En Chile y en Hungría hay gitanos y también hay sectarios; fuera de esa especie de ubicuidad, muy poco tienen en común unos y otros. Los gitanos son chalanes, caldereros, herreros y decidores de la buenaventura; los sectarios suelen ejercer felizmente las profesiones liberales. Los gitanos configuran un tipo físico y hablan, o hablaban, un idioma secreto; los sectarios se confunden con los demás y la prueba es que no han sufrido persecuciones. Los gitanos son pintorescos e inspiran a los malos poetas; los romances, los cromos y los boleros omiten a los sectarios... Martín Buber declara que los judíos son esencialmente patéticos; no todos los sectarios lo son y algunos abominan del patetismo; esta pública y notoria verdad basta para refutar el error vulgar (absurdamente defendido por Urmann) que ve en el Fénix una derivación de Israel. La gente más o menos discurre así: Urmann era un hombre sensible; Urmann era judío; Urmann frecuentó a los sectarios en la judería de Praga; la afinidad que Urmann sintió prueba un hecho real. Sinceramente, no puedo convenir con ese dictamen.Que los sectarios en un medio judío se parezcan a los judíos no prueba nada; lo innegable es que se parecen, como el infinito Shakespeare de Hazlitt, a todos los hombres del mundo. Son todo para todos, como el Apóstol; días pasados el doctor Juan Francisco Amaro, de Paysandú, ponderó la facilidad con que se acriollaban.He dicho que la historia de la secta no registra persecuciones. Ello es verdad, pero como no hay grupo humano en que no figuren partidarios del Fénix, también es cierto que no hay persecución o rigor que éstos no hayan sufrido y ejecutado. En las guerras occidentales y en las remotas guerras del Asia han vertido su sangre secularmente, bajo banderas enemigas; de muy poco les vale identificarse con todas las naciones del orbe.Sin un libro sagrado que los congregue como la Escritura a Israel, sin una memoria común, sin esa otra memoria que es un idioma, desparramados por la faz de la tierra, diversos de color y de rasgos, una sola cosa ­el Secreto­ los une y los unirá hasta el fin de sus días.Alguna vez, además del Secreto hubo una leyenda (y quizá un mito cosmogónico), pero los superficiales hombres del Fénix la han olvidado y hoy sólo guardan la oscura tradición de un castigo. De un castigo, de un pacto o de un privilegio, porque las versiones difieren y apenas dejan entrever el fallo de un Dios que asegura a una estirpe la eternidad, si sus hombres, generación tras generación, ejecutan un rito.He compulsado los informes de los viajeros, he conversado con patriarcas y teólogos; puedo dar fe de que el cumplimiento del rito es la única práctica religiosa que observan los sectarios. El rito constituye el Secreto. Éste, como ya indiqué, se transmite de generación en generación, pero el uso no quiere que las madres lo enseñen a los hijos, ni tampoco los sacerdotes; la iniciación en el misterio es tarea de los individuos más bajos. Un esclavo, un leproso o un pordiosero hacen de mistagogos.También un niño puede adoctrinar a otro niño. El acto en sí es trivial, momentáneo y no requiere descripción. Los materiales son el corcho, la cera o la goma arábiga. (En la liturgia se habla de légamo; éste suele usarse también.) No hay templos dedicados especialmente a la celebración de este culto, pero una ruina, un sótano o un zaguán se juzgan lugares propicios.El Secreto es sagrado pero no deja de ser un poco ridículo; su ejercicio es furtivo y aun clandestino y los adeptos no hablan de él. No hay palabras decentes para nombrarlo, pero se entiende que todas las palabras lo nombran o, mejor dicho, que inevitablemente lo aluden, y así, en el diálogo yo he dicho una cosa cualquiera y los adeptos han sonreído o se han puesto incómodos, porque sintieron que yo había tocado el Secreto.En las literaturas germánicas hay poemas escritos por sectarios, cuyo sujeto nominal es el mar o el crepúsculo de la noche; son, de algún modo, símbolos del Secreto, oigo repetir. Orbis terrarum est speculum Ludi reza un adagio apócrifo que Du Cange registró en su Glosario. Una suerte de horror sagrado impide a algunos fieles la ejecución del simplísimo rito; los otros los desprecian, pero ellos se desprecian aún más.Gozan de mucho crédito, en cambio, quienes deliberadamente renuncian a la Costumbre y logran un comercio directo con la divinidad; éstos, para manifestar ese comercio, lo hacen con figuras de la liturgia y así John of the Rood escribió:
Sepan los Nueve Firmamentos que el DiosEs deleitable como el Corcho y el Cieno.
He merecido en tres continentes la amistamuchos devotos del Fénix; me consta que el secreto, al principio, les pareció baladí, penoso, vulgar y (lo que aún es más extraño) increíble. No se avenían a admitir que sus padres se hubieran rebajado a tales manejos. Lo raro es que el Secreto no se haya perdido hace tiempo; a despecho de las vicisitudes del orbe, a despecho de las guerras y de los éxodos, llega, tremendamente, a todos los fieles. Alguien no ha vacilado en afirmar que ya es instintivo.

I Ciclo de Conferencias sobre Recuperación de la Memoria Histórica

Díptico informativo del I Ciclo de Conferencias

El próximo miércoles 23 de enero tendrá lugar el acto de inauguración del I Ciclo de Conferencias sobre Recuperación de la Memoria Histórica que, organizado por la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Tocina y patrocinado por la Consejería de Justicia de la Junta de Andalucía, se celebrará a lo largo de tres días en el Salón de Actos "Dulce Chacón" de Tocina.

En el ciclo de conferencias participarán diversas personalidades del ámbito de la Recuperación de la Memoria Histórica como el escritor e historiador sevillano, Juan Ortiz Villalba; el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla, Leandro Álvarez Rey y la Ex Gran Maestre de la Gran Logia Simbólica de España, Ascensión Tejerina.

Entre las actividades complementarias que se llevaran a cabo durante esta actividad destaca la presentación del libro "Epístolas de la Memoria" escrito por el joven historiador onubense, Manuel Alonso Albarracín, y editado por el Ayuntamiento de Tocina.

En definitiva, esta actividad se enmarca dentro de las acciones que el consistorio está llevando a cabo en favor de la recuperación de la memoria histórica en el municipio, que tiene por objeto conocer la verdad de los hechos que acontecieron durante el golpe militar y la Guerra Civil, así como homenajear a todos aquellos que perdieron su vida por el simple hecho de tener una ideología diferente a la de los vencedores.

PROGRAMA DEL I CICLO DE CONFERENCIASRECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICASALÓN DE ACTOS "DULCE CHACÓN" DE TOCINA

Miércoles 23 de enero.20.00 h.
Inauguración del Ciclo de Conferencias sobre la Recuperación de la Memoria Histórica. Correrá a cargo de D. Juan de Dios Muñoz Díaz, alcalde de Tocina.20.15 h. Conferencia "Del Golpe Militar a la Guerra Civil, Sevilla 1936".D. Juan Ortiz Villalba, historiador.

Jueves 24 de enero.20.00 h.
Conferencia "Antecedentes y causas de la Guerra Civil: La situación de Sevilla".

Viernes 25 de enero20.00 h.
Mesa Redonda "República, Socialismo y Masonería: Persecución y Exilio".Participarán: Dña. Ascensión Tejerina, Ex Gran Maestre de la Gran Logia Simbólica de España y D. Leandro Álvarez Rey, Profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla.Acto de Clausura. A cargo de D. Josu Gómez Barrutia, delegado de Cultura del Ayuntamiento de Tocina.

¿Que es el Real Arco?

- Por el E.Comp. Roy A. Wells, GDCA,
Escriba E. Domatic Chapter of Instruction Nº177
= A.Q.C. vol.LXXVIII, 1965. (Condensación)

Esta nota está dirigida al Hermano para quien el Real Arco es desconocido, o para quien este Grado Supremo le ha sido presentado como un grado superfluo o de escaso interés para él.

Aún cuando se haya escrito profusamente sobre el Real Arco, para tal Hermano la información al respecto ha sido un tema relegado. Los Maestros Masones están continuamente llegando a un punto en sus carreras Masónicas en el que se preguntan: "¿Por qué el Real Arco?" o "¿Qué es el Grado del Real Arco?", o aún "¿Que tiene que ver con la Masonería Simbólica?". Su desarrollo Masónico se ve estimulado o interrumpido de acuerdo con las respuestas que recibe. Si el tema surge con Hermanos que en un sentido Masónico están ilustrados al respecto, quien se pregunta, naturalmente se beneficiará de la orientación e instrucción. Sin embargo, con frecuencia las preguntas podrían estarán dirigidas a aquellos que no están bien preparados para responder adecuadamente y cuyas limitaciones pueden producir a su vez una permanente influencia adversa en quien podría haber encontrado en el Real Arco una inspiración Masónica completa o tal vez un sendero hacia ella.

Una corta respuesta a estas preguntas sería que el Grado del Real Arco es la consumación del Tercer Grado, lo cual es una subestimación. El Real Arco es por cierto la progresión natural en la Francmasonería que provee la obtención de los "auténticos secretos", a continuación del otorgamiento de ciertos secretos substitutivos, y como tal, forma realmente una parte integral de la Masonería Simbólica Inglesa.

La Masonería Simbólica se relaciona con las circunstancias de la construcción del Templo del Rey Salomón, el primer lugar fijo de veneración al Dios de Israel, y el lugar donde se depositó el Arca de la Alianza luego de la peregrinación por el desierto. En esta era se dijo: "Él construirá una Casa en mi Nombre y Yo estableceré el trono de su Reino por siempre". Para el Masón el significado de este enunciado es que él mismo deberá levantar una superestructura, "perfecta en sus partes y honorable para el constructor".

La Historia Bíblica nos informa que poco después de la muerte del Rey Salomón se produjo una rebelión y las Doce Tribus se dividieron en dos Reinos. Diez de las tribus constituyeron Israel en el Norte, en tanto que las otras dos formaron Judá en el Sud. Las diez tribus del Norte desaparecieron cuando fueron tomadas en cautiverio por Sargon, Rey de Asiria. Judá, sin embargo retuvo su identidad como Reino tributario, al principio bajo la dominación de Egipto, y más tarde bajo Babilonia.

Como consecuencia de una falta de pago del tributo a Babilonia, la ciudad de Jerusalén y el Templo fueron destruidos por Nabucodonosor, Rey de Babilonia. El entonces Rey de Judá, Joacim, junto con la gente prominente de su Reino fueron conducidos en cautiverio a Babilonia. Sólo aquellos de las clases bajas fueron dejados para labrar el suelo. Judá como nación sobrevivió durante este período de cautiverio, y cuando Babilonia cayó ante sus conquistadores Persas, los cautivos fueron alentados a retornar a su tierra natal.

Leemos en las escrituras del profeta Haggeo que el Segundo Templo no era nada tan importante, pero lo que si era importante, fue el comentario: "La Gloria de aquesta casa postrera será mayor que la de la primera". De esta declaración se infiere que en el lugar del esplendor material del Templo de Salomón, surgiría un desarrollo espiritual que inspiraría ideas más elevadas del Dios de Israel.

Antiguedad del Real Arco

La primera referencia impresa a la Masonería del Real Arco aparece en Dublín (Irlanda) en 1743, en un diario conteniendo un informe de ..."el Real Arco llevado en procesión por dos Excelentes Masones".

No hay certidumbre acerca de si se estaba refiriendo al grado del Real Arco, pero en mi opinión probablemente fue así. En 1744, fue publicado por Dassigny un artículo titulado "Un Estudio Serio e Imparcial sobre la Causa de la Decadencia Actual de la Francmasonería en el Reino de Irlanda". El mismo contenía referencia al grado del Real Arco, pero Dassigny no lo aceptó y pensó que era un fraude. Sin embargo, muy poco tiempo después estaba prosperando. Laurence Dermott, el segundo Gran Secretario de los "Antiguos", fue siempre un entusiasta del Real Arco, al que describió como "la raíz, corazón y médula de la Masonería".

El más antiguo registro escrito del Real Arco data de 1741, pero de ninguna manera esto implica que se haya originado en ese año; es imposible señalar una fecha, y decir que fue en ese año que nació el Real Arco. Es sin embargo obvio que un grado similar a nuestro Real Arco se presupone derivado del ritual del Maestro Masón, y una hipótesis aceptable es que los secretos esenciales del Real Arco correspondieron a la Veneratura y eran conferidos al V.M., no en su instalación sino al concluir el año de su mandato, y que eran cierto tipo de recompensa que se le acordaba por servicios prestados a la Orden, al desempeñar eficientemente los onerosos deberes de V. Maestro de una Logia.

Aquello que se perdio

El Maestro Masón que está ansioso por realizar un progreso diario en conocimiento Masónico, el masón inquisitivo, se ha preguntado sin duda por qué una leyenda que ilustra una pérdida omite incluir la secuencia complementaria de una recuperación; por qué la pérdida de los "verdaderos secretos" es resuelta aparentemente por la adopción permanente de ciertos secretos substitutivos, y qué relación estos secretos substitutivos tendrían con aquellos que se perdieron.

El tema del nacimiento, la vida y su madurez, la muerte y la resurrección -o esperanza de supervivencia en mansiones inmortales- está claro sin duda, pero ciertas frases en el ritual de la Orden indican que el tema aun no ha terminado dentro de la Masonería Simbólica. Es razonable asumir que el Maestro Masón ha especulado con el hecho de que la intención en la Ceremonia de Apertura es "buscar aquello que se perdió", sin embargo, en la Ceremonia de Clausura de ese grado siempre hay una referencia admitiendo un fracaso en dicha búsqueda.

Luego, el V.M. declara que los secretos substitutivos que le han sido regularmente comunicados, son sancionados y confirmados con su aprobación "hasta que el tiempo o las circunstancias restituyan los verdaderos".

Tal vez se haya reflexionado sobre la respuesta que se le dio a ciertos rufianes cuando demandaron una información específica del Gran Maestre, quien les dijo que sin el consentimiento y la cooperación de sus dos colegas, no podría ni habría de divulgar los detalles que ellos le requerían. "La paciencia y el trabajo asiduo le darán derecho al Masón digno a su debido tiempo, a su participación de esos secretos". ¿Cuándo es "debido tiempo", y como se convierte uno en un "Masón digno" de respecto y de participar?

El intento de obtener los legítimos secretos, sin el debido derecho a ellos, o como diríamos hoy, el intento de conseguir algo a cambio de nada, es una tragedia que parecería suscitar varias situaciones maduras para el cuestionamiento. Los recopiladores antiguos del ritual posiblemente decidieron que aquí había un punto de fractura que podría proveer un elemento de satisfacción para algunos Masones. De cualquier modo eso es exactamente lo que ha ocurrido y por cierto esto ha demostrado ser de alta conveniencia para muchos miembros.

En cuanto al Maestro Masón que se ha detenido a "pensar en estas cosas" -el verdadero Masón Especulativo- , el Real Arco, o para darle su título completo, la Orden de Masones del Real Arco, espera recompensarle hasta el límite de su propia capacidad o aptitud.

El Candidato para Iniciación a la Masonería afirma entre otras cosas que su confianza está depositada en Dios, que es inducido por un ansia genuina de conocimiento y por un sincero deseo de convertirse en más útil en el servicio de sus semejantes.

Como Candidato para el Real Arco, deberá presentarse "con un deseo de perfeccionarse en la Masonería y de dedicar ese perfeccionamiento a la Gloria de Dios y al bien de la humanidad".

Tal deseo de perfeccionamiento sólo puede manifestarse si durante el período de su carrera en la Orden hasta ese momento, se ha estimulado y alimentado su interés en la Masonería por sus proponentes, los Oficiales de la logia y los Preceptores de la Logia de Instrucción, todos aquellos cuyo deber hacia el aspirante es obvio, pero que alguna vez podemos perder de vista.

Si la Logia de Instrucción es tan sólo una "Logia de Ensayos" sin la levadura de la instrucción, la parte ritual de la Francmasonería se convierte en el punto focal y domina sobre todos los otros aspectos. Si la agenda de la Logia no contiene otra cosa que sucesivas ceremonias, se transforma en muy poco más que un vehículo para conseguir habilidad en el ritual y dicción perfecta.

Todos aceptamos que la Francmasonería es "un sistema de moralidad velado en la alegoría e ilustrado por símbolos". Esto requiere de algún esfuerzo para comprender no tanto lo que el ritual expresa, sino lo que nos conduce a hacer.

Si realizamos la internalización de que la Francmasonería por cierto nos provee las herramientas, pero que la elección de las mismas y la manera de usarlas reside totalmente en nosotros, siendo así, la edificación del "Templo dentro de nosotros mismos" ya ha comenzado.

La búsqueda de "Aquello que se perdió" -la Palabra Perdida- comenzó realmente en un sentido bíblico cuando Adán cayó en desgracia y legó a la humanidad ésta perpetua búsqueda.
Cuando los constructores del Primer Templo en Jerusalén se desviaron del verdadero culto, el mito bíblico se convirtió en realidad. Sin embargo, la Palabra permaneció en ese mismo lugar y al contar la manera de su redescubrimiento y el reconocimiento al privilegio para aquellos que lo hicieron posible, el Real Arco muestra exactamente cuál es para todos nosotros la verdadera esencia de la Masonería.

Cuando uno se encuentra en la búsqueda, el Compañerismo del Real Arco debe sin duda ser recibido con beneplácito.

En otras épocas el ingreso a un Capítulo Real Arco estaba limitado a aquellos que ya habían ocupado la Veneratura de una Logia. En la actualidad todo Maestro Masón con una antigüedad de más de cuatro semanas es elegible, pero los tronos de los tres Principales están restringidos a aquellos que hayan sido instalados como Venerables Maestros de una Logia. Sin embargo, dentro del Capítulo existen otros cargos a los cuales el Maestro Masón puede tener acceso después de haber sido exaltado en el Real Arco.

El Masón entusiasta hallará en el Santo Real Arco mucho de lo que estuvo buscando desde su tercer grado, y además de la gran enseñanza simbólica y de la imponente ceremonia, encontrará que entre los miembros del Capítulo se encuentran los más activos adherentes de la Francmasonería.

La Masonería del Real Arco no es en absoluto excluyente, competitiva, ni incompatible con ninguno de los Grados del Escocísmo, y prueba de ello es que tantos Hermanos estén actuando simultáneamente en ambos cuerpos masónicos.
Publicación preparada por la Editorial "Miscelánea Masónica"
y autorizada por el
Supremo Gran Capítulo de Masones del Real Arco de la Argentina.

Historia del Real Arco de la Argentina
Corría el año de 5861 (V.L.), 1861 (E.V.), cuando el 5 de Diciembre(1) se firma en Buenos Aires un Tratado de Alianza Fraternal entre el Supremo Consejo de la Masonería Inglesa y el Gran Oriente de la República Argentina, que no solamente reconoce el carácter de "verdadero, regular, único e independiente" al Gran Oriente de la República Argentina, sino que, además, reconoce la constitución de una ORDEN DE LA SANTA BOVEDA REAL (Real Arco).

I - LOS PIONEROS
Participan en las tratativas preparatorias dos conocidas personalidades, el Muy Poderoso Hermano Doctor Roque Pérez, y el Muy Poderoso y Honorable Tomás, Conde de Aske Zetland, Baron Dundas, Gran Maestro de los Masones Libres y Aceptados de Inglaterra.

Firmaron dicho tratado, entre otros destacados Hermanos, Mariano Billinghurst, Venerable Maestro de la Respetable Logia "Regeneración" y Federico Hughes, Venerable Maestro de la Respetable Logia "Excelsior" Nº 900, ambas establecidas en Buenos Aires y de las Obediencias Argentina e Inglesa respectivamente.

Este tratado fue ratificado el 13 de Abril de 1903 (E.V.).(2)

Durante los siguientes años la Orden del Santo Real Arco de Jerusalem no actuó en el seno de la Masonería Argentina hasta que estando en Washington el M.R.G. Maestro de la Masonería Argentina, Hermano Fabián Onsari (1928-1936 y 1939-1945) en una reunión de Grandes Maestros, se pensó que era una pena que la Orden del Real Arco no trabajara en el seno de la Masonería Argentina, y viendo que sería bueno que así fuera, decidieron con su beneplácito, instruir al Hermano Onsari en el Arte, para que él, a su vez, difundiera tan altos conocimientos en su País.

II - PRIMER MASON DEL REAL ARCO DE NUESTRA JURISDICCION

En consecuencia, el Hermano Onsari recibe su condición de Masón del Real Arco en la ciudad de Washington, en Febrero de 1942 en el Gran Capítulo General de los Estados Unidos, con miras a desarrollar la Masonería Real Arco en la República Argentina.(3)

Vuelto a Buenos Aires el 18 de Agosto de 1953 el Respetable Consejo de la Logia de Libres y Aceptados Masones de la Argentina, resuelve incorporar al Real Arco.

En esos momentos empieza a actuar la Masonería Real Arco en nuestra República. El 11 de Setiembre de 1953, todos los Respetables Miembros del Consejo de la Gran Logia de la Argentina toman el Real Arco, por propia resolución y en el seno del Capítulo Masefield Nº 617 del Distrito Sur. (4)

Es entonces cuando comienzan a tomar forma real los sueños de un masón visionario, el M.E.C. John W. Adderley quien había expresado con ese fuego creador que lo caracterizaba, la importancia fundamental de incrementar las bases de amor y unidad fraternal en el Río de la Plata cuando dijo:

"Hace doce años que había pensado que se podría acercar a los Hermanos argentinos a nuestro Rito en alguna forma, para que tuvieran un mejor conocimiento del mismo. La formación de la Logia Jorge Canning en 1942 lo hizo mejor de lo que uno podría imaginar.
Esa Logia fue y es un viviente símbolo de la amistad anglo-argentina. Más tarde pensé que tal vez podría fortalecerse esa unión con la creación de un Capítulo Real Arco de habla española. Con la Ceremonia de hoy veo el segundo de mis anhelos cumplido con la íntima satisfacción que os podeis imaginar".

Gran Superintendente del Distrito 13-11-1953

III - LOS PRIMEROS CAPITULOS DE HABLA CASTELLANA

Inmediatamente comienzan a actuar entre otras distinguidas personalidades de la Masonería Argentina como el ya mencionado Muy Respetable Hermano Fabián Onsari, el Muy Respetable Hermano Luis San Luis (Gran Maestre en 1956-1957 y 1975-1976) como así el Muy Respetable Hermano Ian Gillespie Drysdale, Gran Maestre 1958-1960.

Queda consagrado el Capítulo ARGENTINA Nº 1 el 3 de diciembre de 1954.

En la misma fecha es consagrado el Capítulo BUENOS AIRES Nº 2 con el activo empuje del Muy Respetable Hermano Domingo R. Sanfeliú (Gran Maes- tre en 1951-1956) y del Respetable Hermano Alcibíades Lappas (Gran Secretario 1951-1954 / 1957-1958 / 1972-1974) historiador reconocido internacionalmente.

Y el 29 de Octubre de 1956 (5) es consagrado el Capítulo RIO DE LA PLATA Nº 3, con la participación de muchos Hermanos ya nombrados y otros no pocos que comienzan a acercarse a la nueva Orden.

Aquí rendimos merecido homenaje al Capítulo Real Arco Masefield Nº 617, quien ofició de apoyo para que un buen número de masones de la Gran Logia de la Argentina pudieran ingresar al Real Arco, y a la labor y actitud ofrecida por el Gran Superintendente del Distrito del Gran Capítulo Real Arco de Inglaterra M.E.C. John W. Adderley, al realizar las muchas convocatorias extraordinarias para extender las sagradas prácticas rituales del Real Arco, a los Hermanos de la Masonería Argentina.

Y no menos difícil fue la delicada tarea tanto en Buenos Aires como en Londres, para traducir el Ritual al español. Quien dirigió la excelente traducción fue el R.H. Roberto King Mitchell.

IV - EL SOL DEL GRAN CAPITULO DE LA ARGENTINA IRRADIA SUS PRIMERAS LUCES SOBRE LA REINA DEL PLATA.

Debidamente establecidos entonces, con las tres Cartas Patentes respectivas, se resuelve sobre esas bases reglamentarias, la creación del GRAN CAPITULO REAL ARCO de la ARGENTINA, creación que fue realidad el día 25 de Febrero de 1957 por el M.R.H. Ex Gran Maestre Domingo R. Sanfeliú.(6)

La determinación de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones de fecha Junio de 1954 incorporando oficialmente al Santo Real Arco de Jerusalem, en su seno, era un hecho consumado.
Las primeras Autoridades de aquellos Capítulos fueron :

ARGENTINA Nro. 1
Primer Principal: Fabián Onsari.
Segundo Principal: Luis San Luis.
Tercer Principal: Ian Gillespie Drysdale.
BUENOS AIRES Nro. 2
Primer Principal: Domingo R. Sanfeliú.
Segundo Principal: Alcibíades Lappas.
Tercer Principal: Angel Sainz.

RIO de la PLATA Nro. 3
Primer Principal: Santiago Katchikian
Segundo Principal: Bernardo Braumüller
Tercer Principal: Eduardo Ayala.
Y del flamante

GRAN CAPITULO
Gran Primer Principal: Domingo R. Sanfeliú
Gran Segundo Principal:Roberto A. Mitchell
Gran Tercer Principal :Alberto G. Mitchell
Estos últimos tres Muy Exc. Compañeros fueron instalados por el Muy Exc. Compañero Domingo R. Sanfeliú Ex Gran Maestre de nuestra Gran Logia (1951-1956).
En razón de lo particular de la Ceremonia y de los Altos Dignatarios de la Gran Logia de la Argentina que se incorporaban al Real Arco, el Grand Superintendent del Distrito, M.E.C. John W. Adderley, presidió personalmente la histórica Instalación.

V- TRASCENDENTAL Y FRATERNAL APOYO.

Como adhesión institucional a tan especial circunstancia, asistieron el Gran Maestro del Distrito inglés de la Masonería Simbólica, Compañero R.W. Haxell, el Gran Maestro de la Marca, Compañero M.C.Harris y el Prior Provincial de los Caballeros Templarios, E.C. Sir Eric J. Seward.

Emociona recordar la activa participación de estos y de muchos otros miembros de la Orden pertenecientes al Distrito Sur, sin cuyo desinteresado y apolítico apoyo, número para cubrir los cargos, consejo y experiencia, tal vez todo este emprendimiento no hubiera sido posible.

Es digno de mención, como ya lo mencionamos más arriba, otro histórico acontecimiento.
En aquella época el único Ritual del Real Arco en uso estaba en idioma inglés. Para el proyecto en la Argentina fue traducido especialmente al castellano y autorizado en ese idioma por primera vez en el mundo.

Han transcurrido más de cuarenta años de aquellos fervorosos y creativos trabajos que culminaron en esa ocasión, dedicando lo actuado "a la Gloria del V.Y.V. D.A. y al bienestar de la Humanidad".

VI - EL FLAMANTE ESLABON.

Ahora, sobre estos sólidos fundamentos, incorporamos un nuevo Capítulo, JORGE CANNING Nº 390, hecho en el que vemos no solamente el crecimiento de la Orden del Real Arco, sino que creemos humilde, pero firmemente, que cada paso positivo que da la Masonería en general, en cualquier ámbito y en cualquier lugar de la Tierra, a toda la Institución honra. Es en este espíritu de fraternidad y armonía y a la luz del lema de la Orden: "Gloria a Dios en las Alturas, en la Tierra Paz, Buena Voluntad para con los Hombres" que recordamos a todos esos esclarecidos iniciados y presentamos esta reseña histórica que ponemos con respeto y cálida simpatía, en manos de nuestros Hermanos Masones todos.
Septiembre de 1997

BIBLIOGRAFIA
(1) Tratado de Alianza Fraternal del 5 de Diciembre de 1861. Exhibido a la fecha el original en el Despacho del M.R.G.M. de la G.L. de Libres y Aceptados Masones de la Argentina.
(2) Dicccionario Enciclopédico de la Masonería, de Lorenzo Frau Abrines 1977.
(3) Correspondencia de la época.
(4) Del Libro de Actas (Nº298) del Capítulo Masefield, Reunión Regular, en la calle Conesa 2224.
(5) De los originales de las Cartas Patentes respectivas, depositadas a la fecha en el Gran templo de Tte. Gral. J.D. Perón Nº 1242 Bs. As., Argentina

Una realidad Histórica

ORIGENES DE LA MASONERÍA

Repetidamente hemos sustentado la tesis de que la masonería es tan antigua como la misma humanidad.

Decir masonería es decir proyección positiva a través del tiempo y del espacio, de lo mejor de la sabiduría antigua hacia las humanidades de todos los tiempos.

Masonería es vida positiva, generosa, vida en superación, honestidad y servicio. Masonería es ciencia, es arte, es filosofía.

La filosofía de la masonería es la filosofía de la humanidad y en esta filosofía se han inspirado los más grandes sabios de todos los tiempos.

La filosofía masónica está enraizada en las enseñanzas de los avatares que en las distintas edades encarnaron en el planeta para proyectar nuevas formas de pensamiento y superación filosóficas para procurar la evolución de los pueblos hacia un devenir superior en libertad, fraternidad y servicio.

No se trata de confrontar la masonería y su filosofía como algo actual, que los grandes hombres iniciados en sus templos imprimieron en su manera de sentir, pensar y hacer.

Esto es, en cierto modo, una respuesta a los supuestos "reformadores" de los cuales nunca hemos escuchado programas filosóficos sociales o humanos que la institución no contenga ya en sus constituciones, usos y costumbres, así como en los rituales y liturgias de los distintos grados del rito.
Nadie creerá que la política pueda ser una innovación en la masonería. Sería ridículo.
No olvidemos que los humanos, y toda su gama de organizaciones con abundantes "sabios", no son más que meros redescubridores de los que en otras edades y en otros niveles planetarios han confrontado.

En la masonería el hombre recibe grandeza y poder y son estas virtudes las que en todos los tiempos han fluido hacia los mundos de nuestra supervivencia.

INICIACIÓN
Masónicamente consideramos que la iniciación aunque sea simbólica, establece un punto de partida de un estado de conciencia inferior a otro superior.

Este acontecimiento se ha producido en todos los tiempos de los que la humanidad tiene memoria. Hasta entre los que hoy nosotros llamamos salvajes, por cuyas etapas evolutivas hemos pasado todos, realizan sus rituales iniciáticos, por extraño que ello parezca.

Después del ritual, aquellos que fueron involucrados en las ceremonias son considerados por toda la organización tribal, como dotados de cualidades superiores y mando, que los demás respetan voluntariamente.

Aristóteles al referirse a los misterios de Eleusis, dijo que "la iniciación era no aprender sino experimentar". La iniciación es vivencia interna, autorrealización.

Si un profano conoce nuestros actos y rituales, conoce algo que no ha experimentado ya que sólo el "verdaderamente iniciado" pasó por la prueba y experimentó por sí mismo el "acto iniciático".
Por esta razón el iniciado nunca deja de serlo por más que reniegue, perjure, traicione o se "rasgue las vestiduras" para sacarse la iniciación. El acto iniciático lo acompañara por sus vidas futuras.

Quien ha recibido la iniciación por su propia voluntad y por la voluntad de sus hermanos, ha jurado y a sido consagrado a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo y proclamado de acuerdo con las normas litúrgicas del caso, ha sido constituido masón por los tiempos de los tiempos presentes y futuros.

En este acto iniciático intervienen fuerzas ocultas de elevado poder y el mundo dévico moviliza verdaderas legiones de devas que transportan fuerzas cósmicas de extraordinaria sutilidad que implantan en el corazón del candidato el germen de un nuevo mundo interno.

Si os dijera que los masones realmente interesados en el proceso masónico no hacemos más que redescubrir lo que se ha fijado en nuestro mundo emotivo, mental e intuicional en otra edades de nuestra existencias, sentirías que estoy diciendo algo fuera de realidad.

Sin embargo, la formidable fuerza de la masonería, sus principios y su filosofía arraigan poderosamente en nuestro medio y en nuestro mundo por el ancestral conocimiento, sabiduría y virtud que implícita e intuitivamente empujan al masón a luchar por las nobles causas de la libertad, la justicia y por el progreso de las humanidades de todos los tiempos. Este es nuestro verdadero destino.

HIRAM ABIFF
Estas filosofías y tradiciones herméticas simbolizadas en la Leyenda de Hiram Abiff, personaje real, histórico, como puede probarse por las copias de cartas cruzadas entre los reyes Salomón, e Hiram, rey de Tiro, que figuran en los bien guardados archivos de los eruditos del pueblo de Israel, constituyen uno de los pilares más importantes de las tradiciones masónicas.

Hiram Abiff fue el decorador del Templo de Salomón, el que le dio sabor litúrgico a toda aquella obra vinculada al destino de toda una gran raza en la cual está involucrada la humanidad de nuestro tiempo.

Hiram Abiff, dice la Biblia, "estaba saturado de sabiduría y entendimiento y hábil en todo trabajo con latón, oro, hierro, piedra, madera, lino fino, azul, rosa y también para grabar toda clase de objetos y hallar solución a todo problema que se le planteara".

Hiram era hijo de una viuda de Neftalí, (de aquí la expresión de "Los hijos de la viuda" con que nos identificamos los masones a través de los siglos) y su padre era de Tiro. Hiram gozaba de la confianza del rey Salomón y formaba parte de su Consejo del Reino y era tratado como un igual por los dos reyes.

LA PRACTICA DEL CEREMONIAL
De acuerdo con lo registros históricos, Moisés estaba familiarizado con los grandes rituales Egipcios, en los que había sido iniciado antes de abandonar aquel territorio conduciendo a los judíos a través de la diáspora.

Se asegura que practicaba el Gran Ritual del AMEN, a través del cual imprimía valor, fuerza, esperanza y poder oculto a cuantos le seguían. Sólo así la dura lucha contra un destino lleno de incógnitas, privaciones y sacrificios.

El mundo hermético nunca abandonó a Moisés en su misión en busca de la "tierra prometida" y gracias a ello pudo conquistar Palestina para su pueblo.

De no haber sido asistido por el "mundo dévico" que lo alentó, sostuvo e impulsó durante su gran peregrinación por tierras desconocidas, su empresa hubiera terminado con la dispensión, ya que los grandes problemas internos surgidos entre sus seguidores pusieron en peligro repetidas veces la unidad, pero aún así la diáspora fue llevada a buen fin.

Volviendo brevemente sobre nuestros pasos, no olvidemos que "el mismo rey Salomón había heredado la misma línea egipcia de sucesión derivada de Moisés". No ha sido casual sino causal, que Salomón se hubiera convertido en la época de su reinado, en luz y guía del pueblo hebreo.

A través de los siglos se conservaron las tradiciones derivados de las experiencias hebreas y se asegura que la sucesión de maestros instalados fue trasmitida dentro del seno de una nueva organización a la que pertencía la segunda logia y desde entonces los venerables maestros de las logias que derivan su sucesión de los Misterios de los Hebreos se han sentado siempre en el lugar de Salomón y los dos vigilantes ocupan los de Hiram, rey de Tiro y de Hiram Abiff, personaje central de la leyenda por todos conocida.

Por este proceso puede establecerse una auténtica verdad que respalda a nuestra tradición masónica.

Las ceremonias masónicas fueron transmitidas de era en era con pequeños cambios, pero a través de los tiempos fueron cambiando algunas palabras de los ceremoniales, de acuerdo con los usos y costumbres que predominaban en aquellas épocas.

LA PALABRA PERDIDA
La Palabra Perdida, a la que con frecuencia aludimos en nuestros ceremoniales, no fue hallada, pero fue restaurada al descubrirse una cierta bóveda secreta. Su verdadera pronunciación nunca fue conocida.

No precisamos decir que su correcta pronunciación entraña la vinculación de un PODEROSISIMO MANTRAN a la vida hermética de quien pueda poseerla y es el propio eslabon perdido, la palabra perdida la llave magica y mística de la puerta que conduce al pórtico del templo de la virtud, de la sabiduría, del poder y de la luz.

Es este el grande y mágico don de iniciado en los misterios herméticos a niveles de amor, de servicio, de sabiduría y de poder.

LA LEYENDA
Debemos aclarar que una de las imágenes verdaderamente importante incorporada al ceremonial del tercer grado de nuestro simbolismo ha sido muy desfigurada a través de los siglos que llevan en actividad nuestros rituales.

Esta imagen, la Leyenda de Hiram Abiff, incorporada a la liturgia de nuestro tiempo, como parte de una tradición milenaria en la filosofía masónica no es más que una silueta de la gloriosa enseñanza de los misterios egipcios de los cuales ha derivado.

Es necesario hacer constar que sólo volviendo al significado oculto de la citada leyenda y escudriñando en el hermetismo de sus orígenes, se puede restablecer en parte de la grandeza de su significado que vive en el corazón de la masonería a través de los tiempos, ya que en el presente se está restableciendo gracias a los estudios del significado hermético de las liturgias, usos y costumbres de la Orden y del mensaje que intuitivamente reciben las logias herméticas de la institución y que a su vez proyectan al pueblo masónico de nuestras jurisdicciones regulares.

Vivimos una era de restitución de las sabias verdades herméticas y en el devenir de nuestra era podemos encontrar la "palabra perdida" incrustada en la piedra filosofal de la gran sabiduría, de la virtud, y el amor que vive en la filosofía de la Orden.

LOS MISTERIOS MENORES
Estos misterios se celebraban en el templo de Deméter y Cora, en Agra, cerca de Atenas, y durante el desarrollo de los mismos se enseñaban los misterios de la vida en el mundo astral.
Estas enseñanzas también figuraban en los antiguos misterios de Egipto, en los que la vida después de la muerte tenía una muy especial significación.

Los misterios de Eleusis se celebraban con gran pompa y el ceremonial era desarrollado por el Hierofante, quien representaba la suprema dignidad y otorgaba la jerarquía correspondiente al nivel de iniciación que se alcanzaba en los misterios menores.

Es necesario hacer una comparación entre estos ceremoniales y los rituales que la masonería actual realiza con sus aspirantes a los primeros grados de nuestro simbolismo. Si se estudia detalladamente, llegamos a la conclusión de que existe una analogía significativa entre ambos rituales, salvando el tiempo y la época en los que se desarrollan estos acontecimientos.

Durante las ceremonias de los misterios menores se recitaban ciertas fórmulas ritualísticas que adquirían gran solemnidad en el ambiente secreto del templo y se daban ciertas instrucciones sobre la vida después de la muerte.

Los iniciados en estos misterios proclamaban: “La muerte es vida y la vida es muerte”. Y así mismo: “Quien busca realidades en esta vida las buscará también después de la muerte”. Aquí vemos el sentido trascendente de esta liturgia.

El hierofante que practicaba estos ritos era un elegido de alta ética e intachable conducta. El hierofante era, así mismo, un iniciado dotado de poderes ocultos, capaz de manifestarlos en las ceremonias iniciáticas.

En el más elevado sentido de los conceptos, el Hierofante podía ser el prototipo para un verdadero Venerable Maestro que impartían sus ceremoniales a los exaltados a los grados simbólicos o filosóficos con la unción, respeto, jerarquía y superior responsabilidad a los aspirantes a penetrar en nuestros augustos misterios.

Como el tiempo deteriora tantas cosas, tambén deterioró la jerarquía y espiritualidad con que se practicaban estos misterios menores. La vigencia de gran altura se ha perdido con la decadencia de Grecia y el fanatismo, la superchería y el engaño a los creyentes se apoderó de los actores, y el pueblo, defraudado, se apartó de los que practicaban esta superchería.

Algo parecido sucedió con los misterios de Egipto durante la decadencia de aquella gran civilización.

En torno a estos misterios menores existe un relato que merece la pena reseñar: “Sísifo fue condenado a subir a una cima un bloque de mármol al cual rodaba cuesta arriba y al llegar a la cima el bloque caía nuevamente al abismo, y vuelta a empezar”.

Esto se interpretaba como el estado de egoísmo en que vive un hombre que hace planes egoístas durante toda su vida y cada vez que logra su objetivo se derrumba su aspiración hasta que, convencido de su inutilidad, desiste de tan penosa lucha por la conquista de los bienes materiales.
El bloque que se precipita una y otra vez al abismo representa la lección de la vida a través de una y otra existencia hasta que se convence de que los bienes del espíritu son superiores a los de la materia que en el caso de la anécdota de Sísifo no le ha producido más que fatiga, dolor y tiempo perdido, precioso tiempo perdido.

El egoísmo, el deseo desmedido de lo innecesario desgarra la mente y el alma del hombre “hasta que lo incinera con el sufrimiento”.

En los misterios de Egipto, existía una escuela hermética en la que se adiestraba a los candidatos en determinadas disciplinas relacionadas con las normas de vida y los rituales y pruebas que se realizaban, por las que tenían que pasar los aspirantes, análogamente a las logias herméticas de nuestra masonería que funcionan en algunos orientes.

En estas escuelas ingresaban solamente aspirantes muy seleccionados y eran sometidos a severas pruebas para probar su verdadero deseo de penetrar en aquellos misterios.

Millares de aspirantes han sido iniciados en aquellos ritos en los que se daba enseñanza hermética, la cual era guardada en el más estricto secreto, igual que lo hacen hoy las logias herméticas de la Orden.

Los Mysrae, así llamaban a los iniciados en estos ritos, “vestían una piel de cervatillo moteada”.
Como podemos observar, si analizamos cuidadosamente estos misterios, encontraremos una gran analogía con los ceremoniales y el sentido intrínseco de los rituales del primer grado preferentemente y con los del segundo y tercero de nuestra masonería moderna, con los que se considera existe una gran significación de fondo.

No se confundan las iniciaciones que se practican en nuestros templos actualmente, con las practicadas con los rituales de Eleusis, cuando estos rituales se encontraban en todo su esplendor. Los rituales se practicaban con tal solemnidad y preparación interior que los iniciados quedaban facultados a penetrar en los estratos de la tierra por fenómenos de exteriorización.
LOS MISTERIOS MAYORES

En estos misterios, la vida en el mundo celestial era el tema fundamental de la instrucción a los iniciados.
"Epifanio hace remontar estos misterios a los tiempos de Tuachos", 1800 años antes de Cristo. Hago resaltar estas fechas con objeto de que los hermanos mediten sobre las similitudes que pueden observarse entre estos acontecimientos de tan remota antigüedad y los conceptos vertidos en las actuales litúrgias de nuestra Institución.

Bien quisiéramos que las liturgias de todas las logias y Cuerpos Filosóficos esparcidos por todo el Planeta, fueran estudiadas con el profundo y trascendente sentido que amerita su contenido y que el ceremonial derivado de las mismas correspondiera a su verdadero significado.

Durante la celebración de los rituales correspondientes a estos misterios mayores "toda Grecia entraba en fiesta", se celebraban grandes procesiones y toda clase de ceremonias exotéricas las cuales han sido descritas por distintos escritores.

Pero ¿Qué había detrás de estas grandes festividades? Los misterios mayores eran en realidad desconocidos por el mundo exterior. El hermetismo guardado con una gran recogimiento era la tónica que prevalecía y los curiosos deseosos de conocer, como sucede hoy con nuestras logias, los acontecimientos de lo que sucedía detrás de "la cortina de las festividades" esperaban inútilmente.

Sólo los seleccionados y probados candidatos, después de pasar muchas pruebas por largo tiempo, podían traspasar los velos del Sancta Sanctórum de la realidad hermética que rodeaba a aquellos acontecimientos.

En los misterios mayores se enseñaba, además de otros conceptos que citaremos más adelante "la evolución futura del hombre y el camino hacia una vida superior".

El sacrificio del pan y del vino se ejecutaba antes de las ceremonias de la gran iniciación y durante la ceremonia se "revelaba a los candidatos los misterios del Petrona, libro formado por dos tablitas de piedra", que contenían enseñanzas herméticas de muy alto significado.

Durante estos ceremoniales se transportaban los tesoros del gran templo de Eleusis a Atenas, los cuales eran solemnemente custodiados por el gran hierofante acompañado por los miembros de los Colegios Sacerdotales y los servidores del templo de Eleusis. Estos tesoros sólo los iniciados podían verlos.

"En los misterios mayores se enseñaba también sobre la vida después de la muerte y asimismo cómo controlar la mente, la reencarnación y el sistema septenario del mundo, el esquema de las siete cadenas de mundos" y su situación en relación con el sistema solar, tal y como se conocen hoy estos acontecimientos, claramente explicados en la "Doctrina Secreta" de Madame Blabasky.
"El ceremonial de los misterios mayores culminaban con la explicación y significado trascendente de una espiga de trigo que simbolizaba el eterno cambio que sufría una y otra vez al ser enterrada en los planos inferiores del mundo físico, para surgir como una nueva entidad con toda su forma de vida después de la aparente muerte fuera de la luz y del sol.

Esto representaba la renovación y la lucha interior por alcanzar nuevas formas de vida más pródigas, más perfectas, más bellas y generosas a las que tenía que enfrentarse el iniciado para hacerse merecedor del grado que se le ha otorgado.

Las enseñanzas que se le daban al nuevo iniciado eran dadas por el hierofante igual que hoy son dadas por el venerable maestro. Yo invito a todos mis hermanos de los distintos grados a leer con detenimiento las liturgias, y verán las extraordinarias analogías que encontrarán en pasajes, a veces un tanto disimulados, con los conceptos que dejamos anotados anteriormente. Quien medite sobre estos acontecimientos se dará cuenta por qué desde hace decenas de años sostenemos con tesón que nuestra Institución es tan antigua como la misma humanidad, ya que los misterios mayores de Eleusis son fiel reflejo de los antiguos misterios de Egipto y éstos los son a su vez de otras antiguas escrituras y tradiciones.

Bien quisiera poder explicar cómo se han transmitido estas tradiciones desde la más remota antigüedad a través de los Iniciados, esotéricamente hablando, que la gran logia planetaria envía época tras época, raza tras raza para conservar en nuestros mundos aquellos principios que constituyen la meta futura de nuestra Humanidad. Es por esto que insisto una y otra vez en que la masonería tiene una misión planetaria que cumplir y que sólo los ciegos y los sordos no ven ni escuchan "la música de las Esferas" que refleja la vibración consciente de los que espera al planeta en un plazo ya determinado por la gran logia blanca del planeta.

Por último, citaremos la frase del gran Platón: "Dios Geometriza". Esta frase tiene una significación trascendental ya que abre los caminos a los métodos y misterios de la evolución e incita al estudio del conocimiento hermético y tanto sentido ha dado a la evolución de la existencia que los estudiosos del mundo oculto, como los verdaderos iniciados del Eleusis recibirían de su gran hierofante. Platón y Sócrates abrieron el camino a la filosofía del proceso y al estudio evolutivo de todos los tiempos. Platón ha sido el genio de la filosofía hermética, sus obras resumen esoterismo. Muy brevemente nos ocuparemos de la escuela Pitagórica ya que su filosofía tiene un gran significado e interés para la masonería.

Este gran filósofo nació en la isla de Samos, Grecia, allá por el año 586 antes de Cristo. Fue uno de los mas grandes filósofos místicos de la antigüedad. Hizo estudios en Italia, Egipto y Asia Menor. "En Egipto fue iniciado en Sais", también fue iniciado en los misterios de Eleusis, en los Kabíricos y en los Caldeos. "En la India conoció al Señor Buda y se convirtió en uno de sus discípulos". le aconsejó regresar a Europa para propagar su filosofía y los conocimientos esotéricos que poseía. Estudió ciencias esotéricas con los Bramanes en la India y astronomía y astrología en Caldea y en Egipto. Después de su regreso se instaló en Crotona, Italia, allá por el año 529 a. C. en donde fundó su famosa escuela Pitagórica.

"Este gran Iniciado enseño la doctrina de la reencarnación tal y como se enseñaba en la India, así como muchas otras facetas de la filosofía esotérica", era el sabio más versado en geometría de su siglo. Pitágoras ha sido el más grande matemático, geómetra y astrónomo de la antigüedad y uno de los más eminentes metafísicos y sabios de su tiempo. La geometría pitagórica está llena de simbolismos. Pitágoras dio la pauta para el conocimiento de los números, a través de los cuales el hombre puede descubrir el universo y su expresión geométrica. En el universo todo es geometría. Las formas de pensamiento de que nos habla la doctora Bessant tienen una expresión geométrica definitiva.

La palabra y la meditación del hombre hacia los niveles superiores de la estructura cósmica, son expresiones que finalizan en formas cabalísticas que el verdadero cabalista hermético ve e interpreta, como producto de un conocimiento científico y una intuición ampliamente desarrollada, aún no al alcance de la inmensa mayoría de los hombres de nuestro tiempo.

Si "Dios Geometriza" como dijo Platón, la geometría se encuentra en el universo, no sólo en las formas físicas que contemplamos, sino en el oculto de los misterios del reino y ahí se encuentran todos los acontecimientos derivados de las grandes realizaciones de la creación, de los misterios del presente y del futuro. No olvidemos que para el cabalista que vive los misterios de los Sephirots todo es presente y el pasado no existe para él y las formas del mundo próximo lejano u oculto todo es geometría que lo llevarían al conocimiento de los más íntimos problemas del universo. Pitágoras ha sido el gran místico, el gran geómetra, el gran iniciado que ha venido a nuestro mundo a dejar la semilla de la interpretación geométrica del micro y del macro cosmos.

En nuestros estudios masónicos es difícil no encontrarse con la simbología pitagórica en las diferentes expresiones alegóricas de nuestros "instrumentos de trabajo masónico" y en el campo de la filosofía vive la expresión pitagórica en casi todos los estudios herméticos de cierto nivel.
El que desee penetrar en el oculto de los misterios del reino a través de la filosofía de la masonería, se encontrará siempre con la simbología pitagórica como un soporte de lógica y evidencia en todo lo trascendente de la filosofía masónica.

Pitágoras, el Gran Maestro de Crotona, es el autor del famoso teorema: "En un triángulo rectángulo, la suma de los cuadrados construidos sobre los catetos es igual al cuadrado construido sobre la hipotenusa", el cual tiene una gran significación simbólica que cada cual debe estudiar o interpretar. Casi todo el simbolismo masónico tiene bases pitagóricas y nuestros ocultismo masónico debe rendir tributo de admiración y justicia a este gran filósofo. Pitágoras enseñó su teoría de la música de las esferas y las matemáticas trascendentales, resumiendo así los arcanos de la naturaleza. Vinculó al número el principio de todas las cosas y explicó la constitución del universo y sus diversos planos a través de las matemáticas trascendentes.

Adquirió fama imperecedera como el más eminente metafísico y sabio de la antigüedad. Los más grandes descubrimientos científicos que actualmente estamos contemplando, están vinculados a la expresión numérica, con cuyas combinaciones y estudios, las grandes mentes de nuestro tiempo, inspiradas por las potentes fuerzas expresivas del mundo oculto, están dando a la humanidad de nuestro tiempo el progreso evolutivo de esta era de acuario en que vivimos. Ni la humanidad ni la masonería podrán olvidar nunca al gran Pitágoras que actualmente, a través de su rayo, llega a nuestro mundo de la esperanza de un porvenir más luminoso.

LOS TEMPLARIOS
La Enciclopedia Británica afirma que "los historiadores juzgan a los templarios inocentes de los cargos formulados contra ellos". El círculo interno de la Orden poseía una doctrina esotérica, de cuyas tradiciones es heredera la masonería contemporánea, y sus simbolismos aún hoy podemos admirar, sobre todo en Europa. La Orden del Templo, nació de las escuelas secretas y fue la fuente de las fraternidades esotéricas que nacieron después de su aniquilación. Trescientos años más tarde de la aniquilación de los templarios, surgió una fraternidad en Europa que lanzó un llamado a la reforma del mundo y sus filosofías eran las mismas que enseñaban los templarios.

Llamo la atención de mis hermanos, que con frecuencia seres desencarnados que dejan pendientes, en el mundo físico, las obras encomendadas por los niveles esotéricos de la jerarquía por causas ajenas a sus voluntades, se les concede el retorno a la tierra tan pronto como las condiciones del mundo en que vivían fueran propicias para proseguir la obra interrumpida. Trescientos años es un lapso de tiempo esotéricamente muy aceptable para algunos egos adelantados para iniciar nuevamente la obra interrumpida, con características semejantes y adaptadas a las modalidades y adelantos de la nueva era. No olvidemos que la era de acuario en que estamos viviendo se producirán acontecimientos insospechados y una de sus metas es la organización de un gobierno planetario que sacará nuestro mundo del caos en que está viviendo. En estos trescientos años de que hablamos anteriormente aparece la Orden Rosacruz, que ha sido la heredera de las doctrinas de los templarios. El fundador, a quien esotéricamente se le conoce como el Conde Saint Germain, es actualmente Maestro de Sabiduría y Jefe de un Rayo de la Gran Jerarquía de la Fraternidad Blanca del Planeta o Gran Logia Planetaria.

LOS ROSACRUCES
No hay duda que los rosacruces traían las mismas elevadas metas de sus antecesores los templarios. Sus pensamientos, a más de espirituales, eran verdaderamente revolucionarios para aquella época. A los rosacruces se les relacionó con la Jerarquía de los Mahatmas, lo cual les concedía una elevada condición espiritual. Los rosacruces se afirma que aparecieron en Alemania en 1614. Sus pensamientos filosóficos y su declaración de principios estaban dirigidos a los "eruditos de Europa". Es la primera Declaración de Principios que procede de un "Cónclave" de hombres desconocidos. Los autores del Manifiesto de los Rosacruces decían que guardaban su identidad a causa de la oposición y persecución de las autoridades. Este Manifiesto revela el espíritu revolucionario de la organización para el mundo de aquel tiempo. En aquella época feudal, los rosacruces establecían el principio de "libertad e igualdad, igual para el príncipe como para el paisano". Como se puede observar la analogía con la masonería de todos los tiempos no ofrece duda alguna. Ellos propugnaban, como nosotros a través de los siglos, el derribo de los gobiernos autocráticos y declaraban su oposición a la "regla de la falsa teología" que ellos conocían. La nueva fraternidad, como nosotros los masones, adopta una actitud internacionalista, propugnando por la necesidad de educación para todas las clases sociales, "pues sólo el hombre instruido se libera de la ignorancia y de la superstición".

LOS ROSACRUCES
En 1710, Sigmund Richter dio a conocer las primeras reglas de la fraternidad de los rosacruces con el título de: "La Perfecta y Verdadera preparación de la Piedra Filosofal por la Hermandad de los Rosacruz de Oro". Sus disposiciones prohibían revelar los misterios de la fraternidad a nadie que no fuera un probado y reconocido hermano de la Orden. El iniciado en esta institución recibía una pequeña parte de la "Piedra Filosofal", que según la leyenda aseguraba al poseedor larga vida, después de ser admitido en la Orden. Los hermanos debían ser modestos y humildes y "se les prohibía usar la piedra filosofal para fabricar por procedimientos alquímicos perlas o piedras preciosas de un volumen que pudiera llamar la atención". Debemos indicar que el concepto de "Piedra Filosofal" tiene una acepción de tipo oculto que no es nuestro propósito analizar en este trabajo. "Los miembros de la Orden tenían prohibido tomar esposa sin una dispensa especial". Esto tenía estrecha relación con el secreto y la seguridad de la frFffaternidad, grandemente perseguida por la Iglesia Católica y los poderes civiles de aquel tiempo.
"Debían obedecer al Emperador de la Orden", y las iniciaciones sólo podían realizarse en los templos o en las casas de los Rosa Cruz.

De acuerdo con informaciones dignas de crédito, la "Piedra Filosofal" parecía una réplica de la Piedra Chintamani. La masonería de aquel tiempo no perseguía fines tan esotéricos como los Rosa Cruz y estuvo ligada, como hemos indicado anteriormente, a la fraternidad rosacruciana durante muy largo tiempo, antes de la fundación de la Gran Logia de Inglaterra "como lo demuestran los versos tomados de la Muses Threnodie, de Henry Adamson, publicada en Perth, Escocia en 1683", que dicen así: "PORQUE SOMOS HERMANOS DE LA ROSA CRUZ POSEEMOS LA PALABRA MASÓN Y LA SEGUNDA VISTA" Este segundo verso refleja la calidad esotérica de ambas instituciones. La Segunda Vista se interpreta como la "facultad de ver las cosas ausentes como si estuvieran presentes". Esta facultad se manifiesta en estado de vigilia. Algunos autores atribuyen a la segunda vista un significado hermético.

Esta referencia histórica demuestra que varios acontecimientos de la vida de la masonería son una réplica, en nuestro tiempo, de los conocimientos que en el grado 18 de nuestra Orden se imparten en sus estudios. Las alegorías simbólicas del tercer grado, son asimismo reflejo de las auténticas tradiciones, que ya muchos siglos antes de la fundación de la Gran Logia de Inglaterra eran conocidas por nuestros lejanos ancestros de la Orden Masónica. Esto nos lleva a recordar que: "El nexo entre la masonería y los templarios fue sospechado por historiadores masónicos tan autorizados como Albert Pike, el cual afirma que las iniciales del último Gran Maestre de la Orden del Templo están contenidas en el Santo y Seña de los tres principales grados de nuestra institución".

Andrew Michael, también llamado el Caballero Ramsay, que hemos citado con anterioridad, ha puesto de manifiesto que la campaña Masónica y rosacruciana "para la democracia y el internacionalismo se expuso claramente ante la Gran Logia de Francia en 1737". Ramsay dijo: "El Mundo es solo una vasta república en la que cada nación es una familia y cada individuo un hijo". Reconocemos que actualmente la humanidad está encuadrada en un marco espiritual más internacionalista que hace más de doscientos años, "si bien los viejos monstruos del nacionalismo y del sectarismo están aún muy vivos". En este orden de ideas los programas de la masonería se vienen cumpliendo, lenta pero segura e inexorablemente. No olvidemos que el sectarismo y el nacionalismo son las bases esenciales de la separatividad y este pernicioso "virus", alimentado por mentes retardatarias está corroyendo las entrañas de nuestra humanidad, impidiendo que la fraternidad reine entre todos los pueblos y en los corazones de todos los seres que pueblan nuestro pequeño planeta.

La Masonería como valor espiritual.

Alice Ann Bailey

En ninguna otra época como en la presente, ha sido tan activa la búsqueda de la luz, la Verdad, la belleza y la sabiduría. Jamas han existido tantas y tan diferentes organizaciones que pretendan dar la luz de la verdad. Por todas partes aparecen instructores que pretenden haber encontrado algún método específico, mediante el cual el hombre puede alcanzar el conocimiento de Dios, la paz interna y la iluminación; conseguir el dominio de sí mismo; o adquirir riquezas, bienestar y poder.

La gente va de un instructor a otro, buscando algo que les dé luz y sosiego. Todos pertenecemos a algún grupo organizado de buscadores de la luz; sea metafísica, esotérica u ortodoxa. Las organizaciones tales como «Nuevo Pensamiento»; «Ciencia Cristiana» y «Unidad» cuentan sus afiliados por miliares. Cualquier pseudoinstructor, capaz de hacerse oir o de prometer mucho, encuentra siempre quien le escuche.
En el caos originado por estas tendencias sectarias y adherencia a determinada presentación de la verdad, la verdad misma queda olvidada, En el choque entre personalidades, luchando cada una en favor de determinado instructor y de su enseñanza de la realidad, la tranquila y susurrante voz de la sabiduría se apaga en la controversia sobre doctrinas, dogmas y cismas; y en la energía que se disipa en la construcción y destrucción de las formas, que la verdad puede asumir, se desvanece su verdadero significado espiritual.
Ante tal confusión, no es extraño que muchos investigadores sinceros, al contemplar la aparición y caída de instructores y escuelas de pensamiento, se pregunten si es que la verdad puede encontrarse en alguna parte, ¿Es posible que la unidad pueda estar velada por tantas y tan diversas formas? ¿Será imposible encontrar una expresión de la verdad que sea incluyente y no excluyente? ¿Habrá una enseñanza de la Sabiduría Antigua que venga a satisfacer la necesidad universalmente sentida? ¿Será posible crear una organización cuyas características sean la impersonalidad y la más amplia tolerancia y que, a la vez, haga hincapié en principios esenciales que todos puedan aceptar, pasando por alto todos aquellos detalles susceptibles de controversia?
Seguramente ha de haber algo que nos guíe con seguridad en nuestro avance hacia el origen de toda luz y toda vida, y que hemos de encontrar algún poste indicador que sea suliciente para guiar en su camino al peregrino que trata de evitar los tropiezos a que está expuesto en la oscuridad.
En efecto, existe la organización, depositaria de la verdad, cuya plataforma es tan amplia y cuya enseñanza de la verdad es tan universal, que es capaz de satisfacer la necesidad del mundo. Es un hecho curioso, sin embargo, que esa organización es tan extensamente conocida, que nuestra misma familiaridad con ella es causa de que se nos oculte su verdadero objeto. El conocimiento que de ella se tiene es tan general, que las enseñanzas y las verdades que tiene la misión de impartir, quedan veladas por la importancia que atribuímos al aspecto forma. La organización a que nos referimos es la Masonería.
En todos los países del mundo es conocido y actúa «ese sistema peculiar de moralidad, velado en alegorías e ilustrado por símbolos». Es muy probable que la Masonería, en una forma u otra, haya existido siempre en nuestro planeta. El estudiante de la Masonería, capaz de asimilar el conocimiento contenido en sus rituales, y de comprender el significado espiritual de los símbolos, mobiliario y alhajas de una logia, y de apreciar la idea subyacente en la acción que allí se desarrolla, percibirá gradualmente que esa Institución es depositaria de una expresión incluyente de la verdad, y que en la forma simbólica del trabajo masónico se ha preservado, para beneficio de la humanidad, una revelación que (cuando se investigue) dará la clave del misterio del universo y será un guía que permita al hombre llegar al corazón de su propio misterio.
Es opinión de muchos y profundos pensadores, que si en un momento dado desaparecieran de la faz de la tierra todas las religiones, iglesias y sectas ortodoxas, con sus diversas exposiciones de la verdad, esa pérdida se compensaría con la comprensión de la Masonería. El estudio del simbolismo y la aplicación práctica de las reglas de moralidad y ética, que ella inculca, permitirían reconstruir todo cuanto el hombre necesita conocer acerca de Dios, de Sus obras y leyes que rigen la economía del universo; y descubrir la relación existente entre el alma individual del hombre y la Superalma, así como la conexión entre la unidad, parte integrante del gran Templo en construcción, el Gran Arquitecto de Cuya idea el Templo es una revelación .
Dos son las vías de acercamiento que se ofrecen al pensador ordinario, cuyo desarrollo le han de demostrar la verdad o falsedad de lo que se acaba de afirmar. Una es seguir el desenvolvimiento del cuerpo de doctrina a través de las edades, tratando de encontrar los antiguos hitos, que demuestran la continuidad de la enseñanza y su aplicación universal. Otro sería considerar a la Masonería en su forma actual y demostrar que las verdades que ella encierra, las enseñanzas que inculca y el espíritu que la informa son de posible aplicación universal y servir de fundamento lógico sobre el cual pueda la humanjdad edificar. Esas dos vías de acercamiento se han seguido en sus etapas preliminares; pero no se han llevado hasta su conclusión. Nuestro propósito en este artículo es patentizar la amplitud todo inclusiva y la esencialidad de la plataforma masónica y demostrar que, sí las actuales organizaciones masónicas, diseminadas por todo el mundo, reconocieran su responsabilidad y aceptaran su herencia espiritual, la actual «oscuridad» de la ignorancia y el general letargo e inercia, se trocarían en esperanza para los que buscan la luz. No cabe duda de que puede elevarse en la tierra un Templo cuyas puertas estén abiertas de par en par para que por ellas todos los hombres puedan pasar y para que el mensaje procedente de sus precintos proclame la fraternidad, la libertad y la igualdad; libertad de pensamiento, fraternidad de actitud e igualdad de oportunidad, basada en la unidad de origen, de esfuerzos y de meta.
¿Qué es la Masonería? Se nos dice que es «un sistema peculiar de moralidad, velado en alegorías e ilustrado por símbolos». Consideremos, por un momento, el significado de esas palabras, Sistema, según la definición de este término, es el desarrollo de un plan determinado; la ejecución de un proyecto, con una finalidad definida en vista, ¿Cual es el objeto, o finalidad, hacia el cual va encaminado el sistema de moralidad, inculcado en la Masonería? Es labrar la piedra bruta; transformar el bloque sin labrar, por medio de las herramientas del albañil, el cortafrío, la regla, la escuadra y el compás, en el perfecto sillar, de manera que asiente en el templo de Salomón y sea una «piedra viviente» del Templo de la humanidad, En la ejecución de su trabajo, y a medida que avanza hacia la luz, el aprendiz masón pasa por muchas experiencias. Antes de llegar a Maestro artífice tiene que aprender todas las fases de su oficio; hasta que finalmente perfecciona su técnica y se hace merecedor del título de Maestro Masón, alcanzando así el grado superior de la Masonería, el de Maestro de Sabiduría, Constructor bajo el G.'. A.'. del U.'. Tal es la finalidad de la Masonería y tal es la meta de todo candidato, al ser admitido en los misterios. Ha de convertirse en el perfecto sillar viviente; llegar a ser una columna del Templo de Salomón o, como lo expresa el V.'. del C.'. S.'.: «llegar a ser un pilar del Templo de mi Dios de donde no tenga que salir jamás»; ha de pasar por muchas pruebas y orcdalias y resucitar de entre los muertos, como lo hizo nuestro Maestro Constructor, y así aprender el significado de la resurrección, por la cual se entra en posesión de la luz y de la vida.
Según la definición, «Moralidad» significa la capacidad de escoger entre el bien y el mal, la aptitud de discernit sabiamente. Es muy significativo que, al instruir al candidato, se hace constantemente hincapié en su libre voluntad, y cuando en el curso de las diversas iniciaciones ha de escoger entre varias cosas, se le deja en entera libertad a fin de que él mismo sea el árbitro de su propio destino. De esta manera se educa la mente a que razone y escoja, para que llegue a ser un maestro más sabio. El candidato ha de ser enteramente libre y venir por propia iniciativa y libre voluntad a solicitar que se le admita en una Logia de Masones Libres y Aceptados.
Nos falta considerar las otras dos palabras: alegoría y símbolo, que comprenden todo lo concerniente al arte masónico, los rituales, accesorios de la logia e instrucciones, «Alegoría» es la representación pictórica de algún hecho; es un método de inculcar en la mente no desarrollar, en forma de cuadros, lo que los conocedores de Dios han experimentado y enseñado a través de las edades. En las sublimes alegorías de la Masonería se ilustra para nuestro beneticio, la acción de las leyes de Dios, según se manifiestan en la naturaleza y en el hombre, y las consiguientes verdades acerca del desenvolvimiento de la conciencia humana, su progreso y su destino final.
En el gran drama central de la Masonería, se representa para nuestra enseñanza, aquello por lo cual «la entera creación ha sufrido y laborado hasta ahora bajo el dolor esperando, que los hijos de Dios se manifiesten»; puesto que solo un Hijo de Dios puede levantarse de entre los muertos en la peculiar quíntuple manera en que es levantado el Maestro Constructor.

El simbolismo de la Masonería es susceptible de las interpretaciones más diversas; sus signos, señales y palabras de reconocimiento, herramientas, pasos y mobiliario del templo, así como el significado de sus luces mayores y menores conservan para el iniciado aquellas verdades esotéricas que todo hombre necesita saber para encontrar su camino «de la oscuridad hacia la luz; de la muerte a la inmortalidad; de lo ilusorio a lo Real».

La Masonería, de consiguiente, no sólo es un sistema de moralidad, que inculca la ética más elevada, la cual, si se practica, provoca el desenvolvimiento de la divinidad; sino que además es una representación dramática de la regeneración. Nos representa el restablecimiento de la oculta divinidad del hombre, haciendo que se manifieste; representa la ascensión a los Cielos del hombre caído y, en la escena que se representa en la Logia, nos demuestra el poder, latente en todo hombre, de alcanzar la perfección, y la capacidad para adquirir plena visión e inteligencia y, de esa manera, hacerse dueño de sí mismo y árbitro de su destino. Lo que es verdad con respecto al individuo, lo es igualmente con respecto a la colectividad: por tanto la Masonería nos ofrece la promesa del triunfo final de una humanidad cuya medida es la perfección y cuyas filas están integradas por aquellos que, según las palabras del L.'.del C.' . S.' .,"han alcanzado la medida de la estatura y plenitud de Cristo", una humanidad formada por todos los hombres libres. En tal síntesis termina el camino».

Además de ser un sistema de moralidad y un gran drama de regeneración, la Masonería es una representación pictórica de la Gran Búsqueda. Instintiva en todo hornbre existe el ansia de saber y de expresarse, que es característica de la evolución del reino humano, y que constituye la prueba de su verdadera naturaleza. Esta verdad yace oculta en el nombre de nuestro Maestro Hiram Abif; pues Hiram, según muchos estudiantes de la Masonería, viene de "Khy", que significa viviente y de "Ram", lo que se levanta. El viviente Hijo de Dios que es levantado, de su condición de caído, «a las alturas», según otra de las interpretaciones del nombre «Ram». «Si soy levantado -dijo el Gran Carpintero de Nazaret- atraeré a todos los hombres hacia Mi.» Estas palabras hacen referencia al misterio central de la Masonería. Abiff quiere decir Padre, término con que se designa, en todas las religiones, al Gran Aspecto Espíritu.

Los tres primeros grados de la Masonería representan esta glan búsqueda o pesquisa. Progresivamente, el candidato recibe más luz; paso a paso, su ansia de conocimiento va siendo satisfecha; pasa del estado de ignorancia al del estudio, donde las artes y las ciencias le revelan sus secretos y dones. Adquiere en su oficio la pericia que de él se espera; no obstante necesita algo más. Ha de graduarse para algo mejor y más elevado. Debe encontrar la Palabra Perdida; pasar por varias pruebas y probarse a sí mismo; para finalmente llegar a dominarse y convertirse en un adepto de la sabiduría y en un instructor de otros; pagándoles el salario que les es debido y guardando la Palabra que le ha sido comunicada , con su propia vida, si es necesario.

La Búsqueda se tipifica de tres maneras en el curso de los tres grados: primero la Búsqueda de la lluminación representada por el determinado avance del candidato hacia el Oriente, en la actitud del oyente y del aprendiz. Por las enseñanzas que recibe, mientras circula por la Logia, aprende que él mismo es trino, una entidad compleja que es la suma total de sus estados mental, emocional y físico y que, no obstante, esas tres formas del ser encubren una luz interna, análoga a la Gran Luz en el Oriente; luz que es necesario encontrar.

Esta verdad, con respecto a la búsqueda de la luz divina, está bien expresada en una conocida leyenda que dice así : Hubo un tiempo en la historia de la raza en que los dioses despojaron al hombre de su divinidad y reunidos en consejo trataron de decidir donde esconderla. Uno de los dioses indicó que se llevara a otro planeta, donde el hombre no podría encontrarla; pero otro dios se opuso diciendo que el hombre, por naturaleza innata, era un gran viajero y que no había seguridad de que alguna vez encontrara su camino hacia ese otro planeta. Escondámosla, dijo, en las profundidades del mar, en el fondo del océano, porque allí estará segura. Pero otro habló manifestando que el hombre era un gran investigador natural y que algún día conseguiría penetrar en lo más profundo y escalar las mayores alturas. Así continuó la discusión hasta que un dios de inteligencia más brillante se levantó y dijo: «Ocultemos la joya robada de la divinidad del hombre dentro de él mismo, porque jamás la buscará ahí.» Con este acuerdo el consejo se disolvió, pues los dioses comprendieron que habían encontrado el lugar verdaderamente inaccesible. En verdad, durante edades parecía como si la luz oculta en el hombre se hubiese perdido para siempre.

Poco a poco, sin embargo, algunos descubrieron el secreto y aprendieron los medios para encontrar la luz. Este conocimiento ha trascendido a determinados grandes grupos de pensadores; de manera que hoy la religión y la Masonería nos ponen en camino de descubrir las leyes que gobiernan la revelación de la luz.

Los rituales que no se le deja conocer, y el trabajo de los grados cuya participación se le niega, dan al Aprendiz idea de su ignorancia; mientras trabaja en el exterior del Templo del Rey Salomón, tiene conciencia del misterio interno, el cual no puede penetrar todavía. Adquiere práctica en el manejo de las herramientas del Aprendiz, y gracias a la comprensión de su significado simbólico, labora en la formación de su carácter. La luz, que ya ha recibido, le basta para comprender la necesidad de sabiduría y para apreciar su indigencia. Pasa luego el segundo grado y empieza la gran Búsqueda de la Sabiduría. En este grado aprende que la vida es una escuela y que por el fíel cumplimiento de sus deberes y la lealtad hacia sus compañeros, podrá comprender un poco de la sabiduría, fortaleza y belleza que el Gran Arquitecto del Universo trata de expresar en Su Grandioso Templo.

En su trabajo, el Compañero aprende otras muchas cosas; ya no está limitado al recinto externo del Templo de Salomón, sino que tiene acceso al Santuario, donde aprende que hay otra etapa de desenvolvimiento y otro paso que dar en el corazón del misterio de la Masonería. No le ha sido dado todavía el penetrar en el Sancta Sanctorum.

Ha avanzado en conocimiento y en el dominio de sí mismo; trata de unirse a sus compañeros sobre el nivel y de ejemplarizar la libertad, la fraternidad y la iguaIdad; pero falta algo más todavía. Vislumbra cada vez con más claridad, que la luz está dentro de sí mismo; luz que es una con la que brilla constantemente en el Oriente; lo cual le prepara para la etapa final del gran drama del desenvolvimiento del Alma, y para iniciar la Búsqueda de la Palabra Perdida.

Esta es la búqueda del Ego, el Alma, que es el verdadero hijo de la Viuda, a quien la Madre ha de dar nacimiento. La palabra «viuda» tiene origen en una palabra sánscrita que significa «faltar». Lo que falta en todas las demás formas en la naturaleza (materia virgen, la oculta Virgen María), lo puede encontrar y manifestar el ser humano. El candidato penetra ciego en el Templo. Destituído y falto de luz, sabiduría y conocimiento del alma; pasa por las experierlcias de los dos primeros grados y por la dramática ocurrencia del grande y Sublime Grado de Maestro Masón, a la plena posesión de su derecho hereditario y se convierte en un Hijo de Dios, enriquecido por la luz, la plenitud de los dones que el Rey Salomón confiere a sus Masones y la posesión de la Palabra, de la que se dice:

«En Él había Vida y la Vida fué la Luz de los Hombres... que era la verdadera Luz que alumbra a todo hombre al venir a este mundo». (San Juan, I: 1,2, 3.)

Las enseñanzas de esos tres grados han sido expresadas maravillosamente en las antiguas Escrituras induistas con estas palabras:
«Condúceme de la oscuridad a la luz», que resume la enseñanza del Primer Grado;
«Condúceme de lo ilusorio a lo Real» que compendia el significado del Segundo Grado;
«Condúceme de la muerte a la inmortalidad» que es la consumación del hecho central del Tercer Grado,Considerada bajo este aspecto, ¿no encontramos en la Masonería todos los elementos necesarios para la formulación de una religión universal? ¿No es cierto, como ya se ha dicho, que si todas las religiones y todas las Escrituras llegaran a desaparecer de la faz de la tierra y sólo quedara la Masonería en el mundo, podríamos todavía reconstruir el gran plan de salvación? Es este un punto que merece la más seria consideración de los masones sinceros. Es patente, en la esfera del pensamiento religioso actual, la gran necesidad que existe de que se formulen las grandes verdades espirituales, de manera que lo comprendan todo y a todos, que satisfagan y que estén libres de interpretaciones sectarias.

El estudio de este punto convencerá al Masón sincero que, si la Masonería ha de alcanzar su ideal, será imposible para él el ir contra ningún hombre ni contra ninguna religión. Entonces se unirá a todos los buscadores verdaderos de la luz, cualquiera que sea su creencia y su raza. Su prencupación será dejar brillar la luz y encarnar el espíritu de unión y de fraternidad, en vez de dar ímpetu al odio ya la división.

Una masonería revitalizada, formada por masones fieles a sus juramentos y que hayan alcanzado la comprensión del Lazo Místico que los une en una Fraternidad real y verdadera, nos proporcionaría un sistema filosófico tan universal y amplio, que sería aceptable para los pensadores de toda clase y de todas las escuelas de pensamiento. De esta manera, no sólo llenaría el anhelo del espirítu religioso proveyendo una religión universal sinó que satisfaría las ansias mentales, sentidas por todos los pensadores de mente abierta. El mundo está cansado de las diferencias y de las polémicas religiosas; harto de las controversias sobre cuestiones sociales, políticas y económicas, entre los pensadores de todas las nacionalidades. El espíritu de separatividad y los problemas que suscita nos sofocan. La hermandad masónica, ajustada a las cláusulas de su propia constitución y encarnada en sus propios principios, podría muy bien ser el punto de convergencia, y dar al mundo un postulado de tanta amplitud, que unos y otros podrían participar y desarrollar en cada uno la comprensión de los puntos de vista y aspiraciones de los demás.

La Masonería enseña por la "voz viviente del signo", y donde exista esta base de enseñanza no puede haber imposición de autoridad o dictadura, porque cada uno es libre de interpretar el signo o símbolo, como mejor pueda, y desarrollarse por el esfuerzo que para ello haga. Un signo o símbolo es susceptible de muchas interpretaciones, y cuanto más se acerque el hombre al Sancta Santorum del Templo de Salomón, mejor verá detrás de la forma y mayor será la porción de verdad que obtendrá del símbolo. De consiguiente, la Masonería será suficiente para muchas mentes, con tal que no trate de imponer arbitrariamente una interpretación símbólica.

Se ha dicho que el verdadero Templo de la Humanidad, del cual cada Logia de Francmasones es parte integrante, se ha eregido en tiempo y espacio y que no tienen cabida en la verdadera Masonería las distinciones que hacemos en nuestras mentes, basados en nuestros limitados sentidos. El Templo que la institución construye es el de la unificación y armonización de la entera familia humana; idea que está perfectamente compendiada en la bien conocida frase: «Dios hizo de la humanidad una vasta fraternidad, «El mismo su Maestro y del Mundo Su Logia».

En esta frase tenemos la visión y el ideal de una vastísima Fraternidad en la que cada miembro coopere en armonía con los demás en la erección del edificio, cada cual atento a su propia tarea. Dios mismo, el V.'. M.'., actua por intermedio de Sus Maestros Masones.

Al considerar este programa universal, es oportuno hacer presente que la Masonería está basada en ciertos principios fundamentales, tan tolerantes y de significado tan universal, que es difícil concebir cómo podría excluirse de ella a individuo alguno de cualquier raza que fuese o a quién podría negarse la entrada, con tal que el solicitante sea sincero y busque ansioso la verdad.

La primera cláusula de este programa se encuentra en lo que se declara con respecto a «Dios y la Religión», en la constitución de 1723, que es la más noble expresión que conocemos de la universalidad espiritual de la orden. Dice así :

«El Masón, por el hecho de serlo, está obligado a obedecer la ley moral. Si comprende debidamente el Arte, nunca será un estúpido ateo ni un libertino irreligioso. Pero aunque en antiguos tiempos se recomendaba a los masones de todos los países que profesasen la religión de su país o nación, cualquiera que ella fuese, se considera ahora más conveniente obligarles únicamente a que profesen la religión en la que todos los hombres coinciden, reservándose sus opíniones particulares para sí mismos; es decir, que sean hombres buenos y leales, u hombres de honor y honrados, cualquiera que sea la denominación o creencia, por la que se distingan. De manera que la Masonería viene a ser el lazo de unión y el medio de que personas que habían permanecido distanciadas perpetuamente traben verdadera amistad.»

Ningún masón que acepte la declaración que antecede y procure vivir de acuerdo con ella, llevará a su Logia ninguna cuestión o disputa de carácter personal y mucho menos cualquier controversia sobre religión, política nacional o internacional. Las cláusulas de carácter religioso incluídas en dicha constitución no son más que tres y de naturaleza tan general que todos pueden adherirse a ellas.

La primera se refiere a la creencia en Dios, en sus tres aspectos, a quien se considera como el G.'. A.'. D.'. U.'., el Creador del mundo material natural, que trae a la manifestación el cuerpo físico y material (individual y cósmico). Este nombre se le aplica en Su obra como la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, el aspecto Espíritu Santo, cobijando a la Virgen materia a la que infunde vida e inteligencia. En cuanto al aspecto constructor de formas, la gran fuerza de atracción del universo, el alma consciente e inteligente, se le llama el G.'. G.'. D.'. U.'. La Segunda persona es la personiticación de la fuerza subjetiva que trajo los mundos a la existencia; «el Verbo era con Dios... y sin El nada se hizo de lo que estaba hecho» (San Juan, I, 3). En el libro de los Proverbios se representa la Sabiduría como diciendo: (otra vez el segundo aspecto en todas las creencias) «yo estuve con El en el principio como Maestro Constructor» y gracias a su actividad, se trazó el delineamiento del plan y se puso en movimiento el ímpetu que llamamos Ley de Atracción en la naturaleza, o Amor, en términos del reino humano.

Finalmente, a Dios se le llama el Altísimo, significando el aspecto superior, o Padre, la Vida Una, o Principio subyacente en toda manifestación, la energía central que se da a conocer por medio de la fuerza y a través de la materia.

De modo, pues, que para el Masón, Dios es la vida espiritual esencial que trajo todas las cosas a la existencia; el factor coherente y preservador que mantiene todas las cosas en el ser; y la substancia de Ia cual se han hecho todas las cosas. Primero el Aliento del Altísimo; luego el Verbo y, finalmente, el descubrimiento del Verbo, asumiendo forma material. Esta no es la representación de una Deidad antropomórfica personal, ni se la representa de acuerdo con las diversas concepciones de una humanidad dada a la controversia, sino que se le presenta como el gran constructor Creador del Universo y como el Principio esencial subyacente en todas las formas. Todos podemos coincidir en este terreno; aunque cada uno haya formado su propio concepto y se imagine a Dios según su temperamento y tradiciones. Sin embargo, al encontrarse con sus hermanos masones en el recinto del TempIo, se reservará su concepto privado y limitado de la Deidad y reconocerá únicamente el gran Principio y Maestro Constructor Cuyo «amor es más amplio que la medida de la mente del hombre» y quien es suficientemente vasto y suficientemente grande para lIenar todas las pequeñas fórmulas de verdad con respecto a El, y, abarcándolas todas, ser más grande que cualquier concepto acerca de El, Su Sabiduría, Fortaleza y Belleza, bastan para iIuminarlos a todos y unirlos a todos, sin dejar uno solo en la oscuridad y fortalecerlos a todos hasta que encuentren su camino hacia la Luz.

Ya hemos tratado anteriormente de los otros dos conceptos del credo masón; a saber: la inmortalidad del alma y la fraternidad del hombre. Estos dos conceptos surgen naturalmente del concepto de Dios como Padre, al dar a cada uno de Sus hijos vida e inmortalidad divinas y desarrollando paso a paso el proceso de evolución, hasta que la unidad de parentesco y la unidad de destino sean un hecho en la manifestación. De esta manera, mediante la práctica de la fraternidad y la comprensión de los lazos que unen a todos los hombres, se realizará aquello de «Un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, Quien está sobre todo a través de todo y en todo» .

Este programa nunca ha servido mejor su objeto que en el caso bien conocido, ocurrido en Oriente y que se cita en una carta que el Gran Maestre Regional suplente escribió a Jorge William Speth: «Acabo de iniciar a Moung Ban Ahm, un birmano que ha modificado sus creencias religiosas hasta reconocer la existencia de un Dios personal; El Venerable era un parsi; uno de los Vigilantes era induista, el otro un cristiano inglés; y uno de los diáconos, mahometano».

Para ser admitido fué bastante que Ahm creyera en Dios, en la inmortalidad del alma y en la fraternidad del hombre. Esto debería ser suficiente en todo el mundo. «La Masonería, debiera dar de mano a toda controversia y antagonismo sobre puntos no esenciales y abrir de par en par sus puertas y difundir su ideal por toda la tierra.

Debemos tener presente que la Masonería no es específicamente cristiana. En las Logias primitivas había muchos librepensadores. La Biblia no fué una de sus Luces Mayores hasta 1760, en que se inició la cristianización de la Masonería. En la proclama de la Gran Logia Unida de Inglaterra, en 1842, puede verse un intento para contrarrestar esa tendencia. En dicha proclama se afirma que la actitud de la Masonería no responde a religión alguna y que sus filas deberían estar abiertas para todos. Es interesante notar también, que los judíos fueron admitidos hace 150 años; los induistas en 1865 y los mahometanos en 1836. Apoyernos, de consiguiente, este amplia y generoso programa y neguémosnos a limitar el ideal original con la mezquindad de nuestro punto de vista.


Sistema Masónico de Gobierno

La Masonería es un organismo verdaderamente democrático, en lo que respecta a su sistema de gobierno. No obstante, está modelado de acuerdo con la divina Jerarquía que gobierna, desde el lado sujetivo de la vida, todo nuestro universo. Las dimensiones de la logia son (simbólicamente expresadas) «longitud de Este a Oeste, y en anchura de Norte a Sud y alcanza desde la altura más elevada al centro». Con tal que el hombre sea «libre y de buenas costumbres» no tiene impedimento para ser masón Libre y Aceptado. Todos entran en la Logia en igual condición de ceguera y pobreza y tienen todos las mismas oportunidades en los precintos del templo. En la Logia ideal, todos llegan finalmente a sentarse en el Oriente y a ocupar el sitial del Rey Salomón, lo cual simboliza la igualdad de todos los Hijos de Dios y la unidad de la Gran Obra. Así en el trabajo dentro de la Logia todos se reunen en el mismo nivel y se separan siempre sobre la escuadra y son, uno en espíritu.
No es posible en los límites de un artículo como este, tratar más que ligeramente del bello simbolismo de una Logia de Masones, en lo que se refiere al gobierno de la misma, Aunque existe igual oportunidad para todos y un espíritu de verdadera democracia, el gobierno de una Logia, simbólicamente hablando, está confiado a sus tres dignidades principales, que con cuatro más constituyen una Logia de masones. Los tres funcionarios principales representan las tres personas de la Trinidad, los tres aspectos de la Deidad, mientras que los siete, que constituyen la Logia, representan el septenario de existencia espiritual, por cuyo medio, se puede considerar que desarrolla Dios su obra. Reciben diversas denominaciones, tales como: Los «Siete Espíritus ante el Trono», los Siete Arcángeles, Artesanos, Constructores, Rayos y Logos PIanetarios, de acuerdo con la terminología o creencia determinada de cada exponente. Estos siete rigen durante el período de su mandato a los «Masones Libres y Aceptados» que se sientan como «columnas» del Templo; y puesto que todos pueden ocupar los sitiales a su vez, tenemos en una Logia de Masones la representación simbólica de una democracia verdadera y una autocracia vital actuando simultánea y armónicamente.
Para terminar, se puede considerar este interesante tópico tanto desde el punto de vista del mundo como desde el punto de vista individual. No obstante las imperfecciones de la Orden y de la materialidad con que la masonería en general se manifiesta actualmente; no obstante la pérdida de visión y de ideales que la caracterizan en determinados sectores, la Masonería, como movimiento mundial, ha sido el custodio a través de las edades de la Verdad y de un método de llegar a ella; método que sólo ahora va asumiendo la importancia que debería tener. Los símbolos, los rituales, los signos, los toques y las palabras de paso y todos los elementos de los antiguos misterios se han conservado intactos. Tenemos la organización, tenemos la forma, tenemos el trabajo, tenemos los rituales, tenemos el simbolismo y las alegorías y tenemos todo lo que necesitamos para representar el gran drama del desenvol vimiento del Alma.
Se ha dicho, muy acertadamente, que el primero y más importante propósito y el principal fundamento de nuestra Orden, sobre el cual descansa y que ningún poder humano puede destruir, es preservar un cierto misterio, para transmitirlo a la posterioridad; un misterio que no ha llegado desde los tiempos más remotos, desde el primer hombre; y del cual depende, quizás, el porvenir de la raza humana. Pero este misterio es de tal carácter, que no puede conocerlo ni utilizarlo quien no se haya preparado por medio de una prolongada y completa purificación de sí mismo; por tanto, no todos pueden esperar poseerlo.
Cuando hayamos puesto nuestra casa en orden y hayamos comprendido el significado de nuestros juramentos; cuando cumplamos con nuestra Magna Carta; cuando seamos universales, como deberíamos ser, entonces eI poder Dios descenderá y tendremos una gran agrupación de masones espiritualmente hablando.Cuando suministremos un programa amplio que sea todo inclusivo y no exclusivo; cuando no vayamos contra nada ni contra nadie, dando ejemplo de fraternidad; entonces ejecutaremos la Gran Obra y la Luz del G.'. A.'. D.'. U.'. brillará de nuevo en su templo. Entonces tendremos en el plano físico, en manifestación objetiva y tangible, el restablecimiento de los misterios, los cuales, aunque los hemos tenido siempre en limitada escala, han perdido su eficacia hasta que el hombre pueda consciente e inteligentemente penetrar en el templo por su propia y libre voluntad, Los misterios en toda su eficacia han sido retirados desde hace muchos siglos, porque los hombres no se han libertado todavía de la tradición, de la autoridad impuesta y de las supersticiones. Hemos de ser libres antes de poder tomar parte en los misterios. ¡Liberémosnos de trabas! Esto no es un ideal imposible, sino realizable. Los signos de la época nos anuncian que el día está cercano.
El movimiento masónico tiene ante sí una oportunidad de ser útíl, que a muchos les ha pasado inadvertida. La mayoría de los masones no se han dado cuenta de lo que ocurre y todavía no han visto la belleza de su ritual ni la verdadera utilidad del trabajo de su taller. Cuando reclamen la herencia que les pertenece y se den cuenta del privilegio que significa el ayudar en la unificación de los muchos grupos dispersos y proveer una técnica y una demostración que iluminen la investigación individual, entonces tratarán de comprender su obra y trabajarán en la construcción del templo. Entonces tendremos en el mundo una organización apoyada sobre una base tan amplia y tolerante que nos dará no sólo un postulado universal aceptable para los pensadores de todas las escuelas de pensamiento, sino también una religión universal y una forma de gobierno que pueda servir de modelo a todos los pueblos de la tierra.
El concepto se reduce, de consiguiente, a la actitud de cada masón individual, pues ningún grupo es mayor que las unidades que lo intengran. Él es quien ha de iniciar la búsqueda por la luz y quien ha de ir en busca de la Palabra Perdida.

Este artículo es una de las varias conferencias dadas por la Hna.'. Bailey en Nueva York, que mereció los honores de la publicación en The Master Mason, Revista Nacional Masónica de los Estados Unidos, editada por la Masonic Service Association, 910 Seventeenth St, N. W. Washigton (EE.UU.)


Tomado de "Teosofía" Setiembre y Octubre 1932. ("Teosofía" fue la revista que continuó la obra de "Sophia" y "El Loto Blanco" en España)

Digitalizado por Biblioteca Upasika www.upasika.tk