sábado, 12 de julio de 2008

Musica y Masoneria



Antonio Diez
Fuente: Revista Hermética
REVISTA DE ESTUDIOS TRADICIONALES DE OCCIDENTE Y ORIENTE Nº 5



La música es el arte de producir y combinar sonidos acordes de todos los elementos de creación sonora: instrumentos, ritmos, sonoridades, timbres, tonos, organizaciones seriales, melodías, armonías, etc., En su sentido más primigenio, es el arte de producir y de combinar los sonidos de una manera tan agradable al oído, que sus modulaciones conmueven el alma.

En todas las civilizaciones, la música cobra un papel importante en los actos más relevantes, social o personalmente, donde ejerce un papel mediador entre lo diferenciado (material) y lo indiferenciado (la voluntad pura), o entre lo intelectual y lo espiritual. Por ello cobra especial importancia en las ceremonias rituales, además de por su capacidad de promover las emociones.

La música representa el equilibrio y orden; es un lenguaje universal.En la Masonería, la música representa una de las siete artes liberales, simbolizando la armonía del mundo y especialmente la que debe existir entre los masones. A través de la belleza de los sonidos y de la armonía de los ritmos se llega a la sabiduría del silencio. La música es el arte de organizar los sonidos. Todo arte consiste en organizar un material de acuerdo con las «Leyes» y un propósito.

La música es, en ella misma y por esencia, una masonería, una construcción de carácter iniciático. Los elementos que la componen no son los sonidos, piedras brutas, sino las notas, piedras talladas.

Los tres parámetros que precisa la talla de la piedra, la precisa el sonido:La Fuerza, que reside en la densidad.La Sabiduría, en su «tempo» o longitud.La Belleza, en su altura o frecuencia.Las piedras justas y perfectas del edificio musical deben ser ensambladas: la música es una construcción, una arquitectura, un «arte real» que nos revela las leyes universales de la «Gran Obra» que podemos organizar en tres etapas.El Silencio, vacío necesario antes de la manifestación, es el estado de aprendizaje. El Sonido, la manifestación, la toma de conciencia, el despertar del compañero.

La Melodía, la organización del sonido por el maestro.
Se puede encontrar otra analogía en tres etapas, entre el método de formación del músico y del masón:El Aprendiz: Estudia la música en sí mismo (canta). Aprende a descodificar unos símbolos o signos (solfeo) y escoge su/s instrumento/s. Para ello precisa de un maestro o instructor.

El Compañero: Alcanza la soltura en la interpretación de los signos y en la utilización de su/s instrumento/s. Colabora con otros compañeros en el canto y en la interpretación (polifonía, conjuntos instrumentales). Estudia la historia, los estilos y a los grandes maestros. En esta etapa el compañero entra en un proceso de auto-formación.

El Maestro: Su tarea es alcanzar una interpretación personal, una vivencia que haga posible la transmisión de la obra. El maestro trabaja en soledad, pero precisa de un aprendiz, del cual aprende todo lo necesario para alcanzar la auténtica maestría. Con esta relación se cierra el ciclo.

La música en la Logia esta representada por la Columna de Armonía que es el conjunto instrumental o reproductor musical destinado a la ejecución de la música masónica en el curso de las ceremonias rituales.

En las logias, hasta que en el siglo XVIII empezaron a introducirse instrumentos de cuerda, trompetas y tambores, sólo se empleaban voces. La designación de «Columna de Armonía» aparece a finales del reinado de Luis XV para referirse al conjunto de instrumentos que sonaban en las ceremonias, que contaba con un máximo de siete instrumentistas: 2 clarinetes, 2 cuernos, 2 fagots y 1 tambor.

Luego, la competencia entre las logias por contar con los más virtuosos instrumentistas originó que se admitiesen en las mismas músicos, que exentos de cotización alguna prestaban estos servicios (aunque sólo podían aspirar al grado de Maestro), y componían obras para las diferentes ceremonias masónicas (tenidas, banquetes, fúnebres, iniciaciones, etc.); estos hermanos artistas tenían el mismo derecho al voto que el resto de los hermanos y en las grandes ceremonias, celebraciones y banquetes estaban obligados a contribuir con su arte.

La Columna de Armonía tiene como misión aportar un complemento al ritual, por lo tanto es una música funcional, cuyo valor no depende en primer lugar de su valor intrínseco, sino de su adecuación al destino que se le asigna.

Quizá la más alta representación de la música masónica corresponda a W. A. Mozart, quien fue iniciado como aprendiz masón el 14 de diciembre de 1784 en la logia La Esperanza Coronada y con este motivo se interpretó en la logia su cantata «A ti alma del Universo, OH Sol» (K. 429) en la que el aria del tenor es un himno al sol y a la luz; cantata doblemente adaptada a la celebración de la gran fiesta masónica de San Juan del verano (más conocida como del solsticio de verano) y punto culminante del año masónico; y que encaja igualmente en la ceremonia de iniciacion masonica.

Agradecido y apasionado por su Logia, compuso para ella los más notables cantos, en los que no se limitó a expresar de una manera sencilla y bella el sentido de las palabras, sino que dio a las notas todo el calor de su fantasía, todas las nobles y levantadas aspiraciones de un alma conmovida por lo bueno y lo bello y ardiendo de amor por la humanidad. Con motivo de la ceremonia del paso de su padre al grado de compañero, puso música a un poema de Joseph Von Ratschky, «El viaje del compañero» (K 468) para canto y acompañamiento de piano.Unos meses antes de acceder al tercer grado de la masonería, asistió el 11 de febrero de 1785, en la logia vienesa «La verdadera concordia», a la iniciación masónica de su amigo Joseph Haydn en el grado de aprendiz, y a quien Mozart, con este motivo, dedicó los «Seis cuartetos de cuerda».Poco antes de la doble investidura que Mozart y su padre recibieron el 2 de abril de 1785 como maestros masones en la logia vienesa «La esperanza coronada», compuso para esta logia dos de sus más importantes composiciones masónicas: «La alegría masónica, (K 471) y la «Música fúnebre masónica» (K 477).En 1786, con motivo de una reorganización de las logias vienesas ordenada por el emperador José II, Mozart compuso para su logia «La nueva esperanza coronada» dos cantatas masónicas: «Para la apertura de la logia» (K 483) y la clausura la clausura de la logia» (K 484).Nos encontramos todavía con tres obras de Mozart ligadas a la masonería, y en las que descubrimos a Mozart comprometido con la libertad y con los ideales de la Revolución Francesa, especialmente en «Vosotros los que honráis al Creador del Universo infinito» (K 619), que es un mensaje dirigido a la juventud alemana en el momento en que componía la ópera de la fraternidad universal.

Las otras dos composiciones estrictamente masónicas a las que Mozart puso música fueron una pequeña cantata masónica, «Elogio de la amistad» (K 623), fechada en Viena el 15 de noviembre de 1789), y «Enlacemos nuestras manos» (K 623a) y que se canta constituyendo la cadena de unión.Su obra póstuma, su canto de cisne, fue la que tituló «Pequeña Cantata Masónica», cuya audición dio en una tenida de su logia, dirigiendo él mismo la audición, dos días antes de sentirse atacado por la enfermedad misteriosa que le condujo al sepulcro.

Resulta emocionante ver a Mozart en el umbral de la muerte, olvidándose de sí y de su angustia física, cantando la fraternidad unida en el trabajo, y la presencia de la luz en el ímpetu y en el calor de la esperanza.

Tres semanas más tarde, fallecía.

Una relación de músicos o músicas inspiradas por los ideales masónicos sería inacabable, pero quizás los más representativos sean: J. Haydn, I. S. Bach, L. W. Beethoven y F. Liszt

Simbolismo del Mandil



"Recibid este mandil, distintivo del Masón, y más honroso que todas las condecoraciones humanas, porque simboliza el trabajo. Única fuente de salud, del saber, de la virtud y de la riqueza. Os da derecho a sentaros entre nosotros, y sin el nunca deberéis de estar en logia".
Con estas solemnes palabras, el Venerable Maestro ciñe al neófito el mandil de aprendiz Masón. Blanco, limpio inmaculado y alto como sus ideales. Distintivo de quienes deseosos del conocimiento, sanos y virtuosos, pretenden alcanzaran la mayor de las riquezas: la elevación espiritual.Este símbolo representa para todos los francmasones un fuerte sentimiento de afinidad con nuestros hermanos.
Al recibirlo, lo imprimimos en nuestra memoria como el primer presente que de la Masonería recibimos, es el primer símbolo sobre el que recibimos una explicación, y la primera evidencia tangible para el iniciado de que ha sido admitido en nuestra augusta orden.Nunca será tanto el avance que tengamos en los estudios de los sagrados misterios, como para poder relegar el mandil a un segundo plano, quizás, cambiando su forma y sus ornamentos, conservará ese honroso título, el cual se le dio a conocer al Masón en un principio, en la noche de su iniciación.
Desde el principio de las civilizaciones, muchos pueblos usaron el mandil como símbolo místico. En Persia, los Mithas investían al candidato a ser iniciado con un mandil blanco. Entre los israelitas, por ejemplo, se encuentra el cíngulo o ceñidor formando parte de la vestidura del sacerdocio. En las iniciaciones Brahamanicas practicadas en el Indostán se usa una especie de faja sagrada denominada Zennar. La secta judía de los Esenios vestía a sus novicios con un manto blanco.
Tal reminiscencia surge en la voz del poeta Alfonso Sierra Madrigal, al referirse a Jesús el adepto como: "El blondo esenio de blanca vestidura". Kaempfer refiere que los japoneses practican ciertos ritos de iniciación revistiendo a sus candidatos con un mandil blanco, sujeto alrededor del cuerpo. Esta costumbre proviene de la creencia antigua multireligiosa y extendida, de que el asiento de los instintos animales es la región hipogástrica, y por lo tanto, debe cubrirse y protegerse en pos del pulimento espiritual.El mandil masónico debe ser de color blanco, ya que ese color es el emblema de la pureza y el candor, y por esta razón, este color debe ser preservado.
En cuanto al material de que está hecho, el cordero siempre ha sido considerado como símbolo de la inocencia. El mandil del masón debe ser de piel blanca de cordero. Ninguna otra sustancia puede sustituir sin destruir por completo el carácter del símbolo. Las antiguas liturgias de iniciación contemplaban el decirle al neófito, al tiempo que se le entregaba el mandil:"Por la piel del cordero os recordamos la pureza de la vida y la rectitud de vuestra conducta, que son tan esencialmente necesarias para poder ser admitido en la logia celestial superior, donde el Supremo Arquitecto del Universo preside toda la eternidad".Entonces el verdadero mandil del Masón debe ser de piel de cordero de 14" a 16" de ancho, con 12" o 14" de alto, con babeta de 3" o 4" de alto. Cuadrado y sin adornos de y adornados con lentejuelas, son una innovación de nuestros hermanos franceses, los cuales no se contentan con la simplicidad y la sencillez, lo cual los ha llevado a decorar profusamente sus mandiles, contagiando al resto del universo masónico, y desvirtuando así uno de los símbolos más fuertes de la Masonería.
Ha sido para algunos motivo de tanto orgullo el hecho de portar el mandil, que los hermanos de las logias de Inglaterra se refieren a él como: "La condecoración más alta, más antigua que el Toisón de Oro o Águila Romana, y más honorable que la Estrella o la Jarretera.En cuanto a la manera de llevarlo, los aprendices Masones lo deben llevar con la babeta levantada, simbolizando así el anhelo de crecer espiritualmente, con el alma apuntando a las alturas. En el grado 33 del rito escocés antiguo y aceptado, los hermanos que lo poseen están dispensados de portar el mandil, pues para ellos "El trabajo ha terminado". Cuando el mandil de adhiere al cuerpo se sostiene por una cuerda, la cual forma un circulo con respecto al cuerpo, simbolizando el espíritu de Dios.
El triángulo de la babeta representa el alma Masónica, en un triángulo cuyos tres vértices significan:
Tres hechos vitales: Salud, Dinero y Amor.
Tres cosas que defender: Honor, Hogar y Patria.
Tres cosas que controlar: Carácter, Lengua y Conducta.
Tres hechos porque luchar: Libertad, seguridad social y tranquilidad familiar.
Tres cualidades que estimar: Rectitud, Valor y Gratitud.
Tres hechos que meditar: Vida, Muerte y Eternidad.
Tres hechos que evitar: Pereza, Barbarie e Ignorancia.
Tres hechos que admirar: Voluntad, Dignidad y Lealtad.
Tres hechos que adoptar: Libertad, Igualdad y Fraternidad.
El ignorante grita, el inteligente discute, y el sabio calla.
Sabiduría, Fuerza y Belleza.
Salud, Fuerza y UNIÓN.
El cuadrado representa nuestro cuerpo (la tierra, la materia y la esencia). Uniendo estos tres significados, tenemos presente en el mandil la representación del hombre en alma, espíritu y cuerpo.El conocimiento profundo del simbolismo del mandil, ayudará al Masón en su formación teológica y espiritual, y dará lugar al estudio más profundo del simbolismo.
Sirva pues, esta humilde recopilación de la sabiduría vertida por tanto ilustre hermano como una invitación que un servidor os hace al estudio y la meditación, pues por esos medios estoy seguro que creceremos como Masones y como seres humanos, y por añadidura lograremos el engrandecimiento ante los ojos del mundo de nuestra augusta institución Masónica

HISTORIA DE LA MASONERÍA EN CHILE

Los primeros vestigios de actividad francmasónica en el territorio entonces denominado Virreinato de Perú, aparecen en torno al año 1770; se cree que funcionaban algunas logias. En el año 1800, dependiendo de la Gran Logia de Inglaterra, se consagra en Londres la logia “Gran Reunión Americana”, autodenominándose sus miembros “Caballeros Racionales”.

Entre sus organizadores se encuentran Francisco de Miranda y Bernardo O'Higgins. Su ideario se expandiría en Sudamérica a través de las logias llamadas “Lautaro”.

A mediados de 1812 se instala la logia “Lautaro” de Buenos Aires; un tiempo después, aparecen la de Mendoza y Santiago (ésta en 1817). En 1822 las logias lautarinas se disuelven, una vez cumplidos sus objetivos independentistas. Respecto a su verdadera filiación masónica, hay diversas opiniones: unos autores, basándose en su Constitución General, la defienden; otros, piensan que eran logias de tipo militar, secretas pero no claramente francmasónicas.

En cualquier caso, la masonería chilena se verá impulsada por el masón Manuel Blanco Encalada, almirante y primer Presidente de la República. En 1825, durante el sitio de El Callao, visita las logias de Lima. Su amistad con el general Manuel Antonio Valero, Soberano Gran Inspector General del Grado 33º, llevará a que ambos acuerden instalar un taller: el 15 de marzo de 1827, en el Oriente de Santiago, "bajo el patrocinio de San Juan Bautista", se funda la logia "Filantropía Chilena", bajo los auspicios de Gran Oriente Colombiano, por encargo del Capítulo "Regeneración" de Lima y trabajando en el REAA.

Su cuadro de oficiales fue el siguiente:

Venerable Maestro, Manuel Blanco Encalada (18º).
Primer Vigilante, Manuel José Gandarillas.
Segundo Vigilante, Manuel Rengifo.
Orador, Tomás Ovejero.
Secretario, Juan Francisco Zegers.
Tesorero, Ventura Blanco Encalada.
Experto, Ángel Argüelles.

Otros miembros fundadores fueron Vicente Fur (sic), Francisco Dowster, Victoriano Garrido, José Manuel Gómez de Silva, Jorge Lyon, Carlos Renard, José Domingo de Otaegui y Mariano Álvarez.

Esta logia contribuyó, entre otras aportaciones, a la conforrmación del pensamiento liberal chileno y a crear una corriente de opinión, -vehiculizada a través de un partido político próximo al ideario de la Francmasonería: los “philopolitas”.

Aunque un tiempo después "Filantropía Chilena" desaparece, por diversas causas, la francmasonería chilena se reconstituye con un grupo de franceses que deciden levantar columnas en Valparaíso, autorizados por el Gran Oriente de Francia: el 7 de agosto de 1850 nace la logia "L´Etoile du Pacifique", trabajando en el R:.E:.A:.A:.

Cuatro años más tarde, el 14 de diciembre de 1854, un grupo de británicos y norteamericanos, con carta constitutiva de la Gran Logia de Massachussetts, levanta las columnan de la logia "Bethesda". Un año antes, un grupo de chilenos, encabezados por Manuel de Lima –natural de Curaçao e iniciado en Caracas-, luego de incorporararse a la logia francesa, una vez exaltados al grado de Maestro Masón, decidan fundar una logia chilena: el 27 de julio de 1853, bajo la dependencia del Gran Oriente de Francia, levanta columnas "Unión Fraternal"; también se establece en Valparaíso un Capítulo del grado 18º y un Consistorio del grado 30º. En 1856, bajo la dependencia del Gran Oriente de Perú, se establece en Concepción la logia “Estrella del Sur” (que más tarde, en 1860, ya con el nombre de “Aurora de Chile”, solicita carta constitutiva al Gran Oriente de Francia).
En 1862 funcionan tres nuevos talleres: "Fraternidad" (Concepción), "Hiram" y "Orden y Libertad" (Copiapó); esta última, que con el tiempo absorberá a la “Hiram”, será la madre “filosófica y política” del Partido Radical.

También por estos años trabaja en Valparaíso la logia “Progreso”.Ciertos acontecimientos en Francia posibilitaron la creación de una Potencia masónica autónoma: al inmiscuirse Napoleón III en la elección del Gran Maestro del GOdeF, -primero Lucien Murat y luego el profano Magnan-, hizo que ese cuerpo cayese en la irregularidad; las logias chilenas –excepto “L´Etoile du Pacifique”- se negaron a reconocer la autoridad del Gran Maestro y, en sesión conjunta y solemne del día 24 de mayo de 1862, formaron la Gran Logia de Chile.

Sus primeros dignatarios fueron:

Gran Maestro, Juan de Dios Arlegui (30º).
Gran Diputado, Melitón Caso (30º).
Primer Gran Vigilante, Javier Villanueva.
Segundo Gran Vigilante, Manuel de Lima.
Gran Secretario, A.M. Medina.

Una década después, la Gran Logia –ya reconocida por la Gran Logia de Massachussetts (1862), la Gran Logia del Distrito de Columbia (1863) y la Gran Logia Central de Francia (1864)-, tenía diez talleres. En 1862 promulgaría su Constitución y en 1865, los Reglamentos respectivos.

Inicialmente, la Gran Logia de Chile regía tanto la masonería simbólica como la filosófica. A finales del siglo XIX Eduardo de la Barra estableció, mediante Cartas Patentes concedidas en Argentina, un Supremo Consejo del Grado 33º, para administrar los grados filosóficos, mientras que la Gran Logia ejercía la jurisdicción en los talleres simbólicos.

Hacia 1912 se funden la Constitución y los Estatutos Generales para dar paso a la Constitución Masónica, que ha experimentado algunas reformas: 1921, 1930, 1938...

La sede de la Gran Logia de Chile estuvo en Valparaíso hasta 1906, cuando se produjo el terremoto del puerto y se destruyó el local masónico. En octubre del mismo año se trasladó a Santiago. Recompondrá sus cuadros dirigentes y, en la altura de 1950, tendrá unas 90 logias trabajando.

La francmasonería chilena inspirará, en el mundo profano, legislaciones laborales y sociales avanzadas; en el mundo político, el Partido Radical se hace eco de los ideales masónicos en los aspectos señalados; también masones como Arturo Alessandri y José Maza jugaron un destacado papel en la reforma política que inspiró la Constitución de 1925, en la que se profundizó en la democratización y los derechos humanos, el concepto de bien común, la función social de la propiedad, separación entre Iglesia y Estado, dar estabilidad al régimen político, etc.

Haciendo un resumen, la francmasonería chilena impulsó:

En el ámbito legislativo: Ley de Instrucción Primaria Obligatoria, Ley de Cementerios Laicos, de Jubilación, de Libertad de Cultos, del Seguro Obrero, del Voto Femenino, de Matrimonio Civil y Registro Civil.

En el ámbito de la enseñanza, los Liceos, Escuelas Normales, Escuela Unificada, Escuelas Experimentales y las Universidades de Chile, de Concepción, Técnica del Estado, Central, y La República. Escuelas laicas, coeducación, enseñanza de las ciencias.

En el ámbito de la juventud: Boy-Scouts, Liga de Estudiantes Pobres, Federación Laica Estudiantil Chilena, Juventud Laica.

En el ámbito de la medicina: Cruz Roja, Servicio Nacional de Salud y Colegio Médico de Chile.
El Cuerpo de Bomberos.

Grandes Maestros de la Gran Logia de Chile

Juan de Dios Arlegui Gorbea (1862-1872)
Francisco Javier Villanueva Godoy (1872-1873)
Benicio Álamos González (1873-1875) (1900-1902)
José Miguel Fáez (1875-1877) (1882-1884)
Evaristo Soublette Buroz (1877-1881)
José Francisco Vergara Echevers (1881-1882)
Ramón Allende Padín (1884)
Rafael Barazarte Oliva (1884-1886)
Enrique Mac-Iver Rodríguez (1887-1894)
Alejo Palma Guzmán (1894-1900)
Buenaventura Cádiz Patiño (1902-1906)
Víctor Guillermo Ewing Acuña (1909-1922)
Luis Navarrete y López (1912-1922)
Alfredo Melossi Hutchinson (1922-1924)
Adeodato García Valenzuela (1924)
Hector Boccardo Benvenuto (1924-1930)
Armando Quezada Acharán (1930-1931)
Eugenio Matte Hurtado (1931-1932)
David Benavente Sepúlveda (1933-1935)
Fidel Muñoz Rodríguez (1935-1937)
Hermógenes del Canto Aguirre (1937-1944)
René García Valenzuela (1944-1947) (1969-1974)
Orestes Frödden Lorenzen (1948-1953)
Alejandro Serani Burgos (1954-1957)
Aristóteles Berendis Sturla (1957-1968)
Sotero del Río Gundián (1968-1969)
Horacio González Contesse (1974-1982)
Oscar Pereira Henríquez (1982-1990)
Marino Pizarro Pizarro (1990-1998)
Jorge Carvajal Muñoz (1998-2002) (2002-2006)
Juan José Oyarzún (electo para el período 2006-2010)

Masones destacados en la historia de Chile han sido :
José Miguel Carrera, Bernardo O´Higgins, Ramón Freire Serrano, Manuel Blanco Encalada, Aníbal Pinto Garmendia, Pedro Montt Montt, Arturo Alessandri Palma, Pedro Aguirre Cerda, Juan Antonio Ríos Morales, Gabriel González Videla, Carlos Ibáñez del Campo, Salvador Allende Gossens, Manuel Blanco Encalada, Juan José Latorre, Patricio Lynch, Manuel Thomson Porto Mariño, Estanislao del Canto Arteaga, Diego Dublé Almeyda, Pedro Lagos Marchant...

En la actualidad, además de la mayoritaria Gran Logia de Chile, funcionan en el país otras obediencias, como la Gran Logia Mixta de Chile, -con medio centenar de logias, algunas de ellas en Perú-, y la Gran Logia Femenina de Chile.

Templo del Rey Salomon

Salomón, hijo de David, resuelto a levantar al Eterno el templo que su padre había proyectado, rogó a Hiram, rey de Tiro, que le proporcionara materiales necesarios para tan gigantesca empresa. Hiram aceptó gustoso y envió a un arquitecto, célebre por su raro talento, para que dirigiera la construcción. Este sabio arquitecto se llamaba Hiram- Abí, y era hijo de un Tirio y de una mujer de la tribu de Nepthalí.El número de obreros ascendía a 183.000, llamados prosélitos o extranjeros admitidos, es decir, iniciados, Hiram los distribuyó en tres clases: 70.000 aprendices, 80.000 compañeros y 3.300 maestros. Cada una de estas clases tenía sus misterios y secretos, reconociéndose entre si por medio de ciertas señales, palabras y toques peculiares a cada grado. Los aprendices recibían su salario en la columna B, los compañeros en la columna J, y los maestros en la cámara del medio. Los pagadores no entregaban el salario sin examinar escrupulosamente en su grado a cada uno de los que se presentaban.Ya la construcción del templo se hallaba casi terminada y tres compañeros u oficiales que no habían podido pasar aún a maestros e ignoraban por consiguiente las palabras, signos y toques de este grado, resolvieron sorprender a Hiram y arrancárselos por la fuerza para pasar luego por maestros en los otros países y tener derecho a la paga de su clase. Con este fin, sabiendo que Hiram iba todos los días al templo a hacer sus oraciones mientras los obreros descansaban, se pusieron un día en acecho y cuando le vieron entrar se apostaron en cada una de las puertas, uno en la del Mediodía, otro en la de Occidente y otro en la de Oriente.Concluidas sus oraciones, se dirigió Hiram hacia la puerta del Mediodía. El oficial allí apostado le pidió las palabras y secretos del grado de maestro. Hiram se negó, y el oficial, irritado con esta resistencia, le asestó un golpe en la nuca con la regla.Hiram-Abí trató de huir por la puerta de Occidente, pero allí encontró al segundo compañero, que le pidió la palabra de maestro. Rehusando Hiram acceder a los deseos del oficial, éste le dio un fuerte golpe en el pecho con una escuadra de hierro.Entonces el maestro, reuniendo sus fuerzas, trató de salvarse por la puerta de Oriente, pero allí encontró al tercer oficial, que le hizo la misma intimación que los otros dos. Se obstinó Hiram en callar, y queriendo huir, el oficial descargó con un martillo tan fuerte golpe sobre su frente, que le dejó muerto.Reunidos los tres asesinos, se ocuparon en hacer desaparecer las huellas del crimen. Ocultaron el cadáver bajo un montón de escombros y cuando llegó la noche le sacaron de Jerusalén y le enterraron lejos de la ciudad, en la cumbre de una montaña.Pronto fue echado de menos el sabio arquitecto, y Salomón ordenó que nueve maestros se ocupasen exclusivamente en buscarle. Tomaron éstos distintas direcciones, y al día siguiente llegaron varios al Líbano. Uno de ellos, rendido de fatiga, se tendió sobre un cerrillo y observó al poco rato que la tierra estaba removida. Participó a sus compañeros esta observación, en vista de lo cual cavaron en aquel paraje, encontrándose un cadáver, que reconocieron con dolor ser el de Hiram-Abí. Depositaron de nuevo el cuerpo en la fosa, le cubrieron de tierra y regresaron a Jerusalén, donde dieron cuenta a Salomón del resultado de las pesquisas. Para reconocer el sitio donde Hiram estaba enterrado, cortaron una rama de acacia, que plantaron encima de la sepultura.Salomón dispuso que los nueve maestros hiciesen la exhumación del cuerpo y lo transportaran a Jerusalén. Les recomendó que buscasen sobre el cadáver la palabra de maestro, y que de no hallarse, pusiesen mucho cuidado en observar el primer gesto que se hiciese y las primeras palabras que se profiriesen a la vista del cadáver, a fin de que fuesen en lo sucesivo los signos y palabras de maestro. Se revistieron los hermanos con sus mandiles y guantes blanco, marcharon al Líbano e hicieron la exhumación.Se trató inmediatamente de averiguar quiénes eran los autores del crimen. La ausencia de tres compañeros no dejó duda acerca de los asesinos. Un desconocido se presentó a Salomón y le dijo en secreto el lugar donde se refugiaban.Salomón convocó durante la noche al consejo extraordinario de los maestros, y les dijo que necesitaba nueve de entre ellos para desempeñar una comisión delicada; pero que constándole el celo y valor de todos y no queriendo dar la preferencia a ninguno, la suerte decidiría quiénes iban a ser los elegidos. Se hizo así y el primero designado por la suerte, llamado Joabén, fue nombrado jefe de la comitiva.En seguida Salomón despidió a los demás maestros y expuso a los nueve el descubrimiento que un desconocido le acabada de hacer. Los elegidos concertaron las medidas que deberían tomar, adoptaron por palabra de reconocimiento el nombre principal de los asesinos, y salieron de la ciudad antes de amanecer. Guiados por el desconocido caminaron hacia Joppa, y a las 27 millas llegaron a la caverna de Ben-Acar, donde los asesinos se ocultaban.Dos hombre que caminaban hacia la caverna, al ver a la comitiva emprendieron la fuga por entre las rocas. Reconocidos en esto culpables, se les persiguió largo tiempo, hasta que , viéndose próximos a ser cogidos, se precipitaron a un barranco, donde los maestros los hallaron expirando. Mientras tanto, Joabén, el jefe de de la expedición, viendo que el perro del guía se dirigía a la caverna, como siguiendo la pista de alguno se precipitó detrás. Una escalera de nueve peldaños le condujo al fondo de la gruta, donde a la luz de una lámpara distinguió al tercer asesino que se disponía a descansar. Viéndose descubierto este desgraciado, lleno de terror ante la visita de un maestro a quien reconoció, se hirió con un puñal en el corazón.Los elegidos dejaron los cuerpo de los asesinos tendidos en el campo para que sirviesen de pasto a las fieras, llevándose las cabeza, que estuvieron expuestas por espacio de tres días en el interior de los trabajo con los instrumentos que sirvieron para cometer el crimen. Después fueron consumidas por el fuego y los instrumentos hechos pedazos. Satisfecho Salomón de la conducta de los nueve maestros, les agregó otros seis, y dispuso que en adelante llevasen el nombre de elegidos. Diose por diviso una banda negra que se sostenía en el hombro izquierdo y terminaban en la cadera derecha, de cuyo extremo pendía un puñal con una empuñadura de oro. Las palabras, señales y toques de reconocimiento fueron análogos a la acción que iban a ejecutar. En lo sucesivo su empleo fue la inspección general de los trabajo y de los masones. Cuando era necesario proceder en juicio contra alguno de éstos, el rey los convocaba en lugar reservado. El desconocido que les sirviera de guía en su expedición era un pastor, que entró en el cuerpo de los masones, llegando con el tiempo a pertenecer al número de los elegidos.En estos hechos se apoya el cuarto grado de la Masonería. Ya los trabajos de la edificación del templo estaban para concluirse y apenas quedaba otra cosa que hacer sino consignar en lugar seguro y secreto el nombre del Gran Arquitecto del Universo, según era conocido desde su aparición sobre el monte Oreb en un triangulo radiante. Este nombre era ignorado por el pueblo y se conservaba por tradición que se hacía una vez al año, pronunciándolo el gran sacerdote rodeado de todos que podrían oírle. Durante la ceremonia se invitaba al pueblo a que gritase y aplaudiese, evitando poder ser oída la palabra por profanos.Salomón hizo practicar en la parte más oculta del templo una bóveda secreta, en el centro de la cual colocó un pedestal triangular. Se bajaba a ella por una escalera de veinticuatro gradas dividida en tramos de tres, cinco, siete y nueve, y no era conocida más que del rey y de los maestros que en ella habían trabajado.Hiram había grabado la palabra sobre un triángulo de oro puro que llevaba siempre pendiente del cuello; colocada sobre el pecho la superficie en que la palabra estaba grabada. Cuando le asesinaron tuvo tiempo para desprenderse de este triángulo y arrojarlo en un pozo que estaba en el extremo Oriente, hacia la parte del Mediodía. Salomón ordenó que hiciesen pesquisas para averiguar el paradero de la preciosa Joya.Pasaban un día tres maestros junto al pozo en la hora del mediodía, y observaron que los rayos del sol, que caían perpendicularmente en el Pozo, hacían brillar un objeto en su fondo. Uno de ellos hizo que los otros dos le bajasen y encontró el delta que se buscaba. Llenos de alegría, se presentaron a Salomón, que a la vista del triángulo dio un paso atrás levantando los brazos y exclamando: Ya está aquí la palabra de....¡Gracias a Dios!Llamó enseguida a los quince elegidos y a los nueve maestros que habían construido la bóveda secreta y acompañado de los tres que habían encontrado el delta, descendió a la bóveda. El triángulo fue incrustado en medio del pedestal y cubierto con una piedra de ágata de forma cuadrangular.En la cara superior de esta piedra se grabó la palabra sustituida, y en la inferior todas las palabras de los diferentes grados de la Masonería. Salomón declaró a los 27 maestros elegidos la antigua ley que prohibía pronunciar la palabra del Gran Arquitecto y recibió de ellos el juramento de no revelar lo que acababa de suceder. Se colocaron delante del triángulo tres lámparas de nueve flameros cada una, y se selló la entrada de aquel lugar, que fue conocida con el nombre de la bóveda sagrada.Este secreto quedó entre los 27 elegidos y sólo fue transmitido a sus sucesores. juraron eterna alianza, y Salomón, en señal, des dio un anillo de oro. Después de la muerte de este rey se gobernaron por si mismo siguiendo sus leyes dirigidas a la conservación de la obra.Nabucodonosor, el decimoctavo año de su reinado, puso sitio a Jerusalén , y después de una tenaz resistencia, los habitantes, rendidos de hambre y de fatiga, demolidas las fortificaciones, a pesar de la vigilancia y actividad de los masones libres, la ciudad fue tomada a los diez y ocho meses de sitio.Los principales de la ciudad con sus tesoros, y el rey Sedecías con su familia, se refugiaron en el templo; los masones intentaron una nueva resistencia, pero no pudieron resistir ala superioridad numérica de sus enemigos. Nabucodonosor ordenó a su general Naburzan que destruyese la ciudad y el templo hasta en sus cimientos, y fueran los habitantes conducidos cautivos a Babilonia. Esto sucedía el año 606 antes de J.C.Los vencedores, para humillar más a los vencidos, les pusieron cadenas de eslabones triangulares, significando así el desprecio con que miraban el delta.Inmenso el dolor que los masones experimentaron, no por verse cautivos, sino por contemplar profanado y demolido el templo, la obra más grande y magnífica que la mano del hombre levantara hasta entonces a la gloria del Gran Arquitecto del Universo.Después de setenta años de cautiverio, Ciro concedió libertad a los judíos, y les restituyó los tesoros del templo. Zorobabel, descendiente de los primeros de Judea, honrado por Ciro con el título y distintivo de caballero de su Orden, se puso a la cabeza del pueblo judío, y el 22 de marzo emprendió la marcha hacia Jerusalén.Llegado a los márgenes que separan Asiría de Judea, hizo construir un puente para que el pueblo pudiese pasar. Pero entretanto los pueblos de las comarcas opuestas se coaligaron contra ellos y les atacaron s u paso por el puente, Zorobabel en la refriega perdió el distintivo de honor con el que Ciro le había condecorado; pero armado de una espada que sólo con la vida podía perder, y ayudado de los bravos masones que le seguían, derrotó a los enemigos y entró en Jerusalén,Muchos naturales de esta ciudad, escapados del cautiverio, vagaban por todas partes en el estado más miserable. Había entre éstos algunos elegidos, que se unían en secreto, a fin de practicar las ceremonias de su Orden y conservar las tradiciones. Al destruir el templo, no había sido hallada la bóveda secreta. Los elegidos la buscaron y se apoderaron del triángulo que fundieron para no verlo profanado si caía en manos de los enemigos; rompieron la piedra ágata, y transmitieron sus secretos por tradición. Nombraron un jefe que presidiese sus asambleas, y continuaron sus reuniones.Zorobabel fue admitido en la confraternidad por Ananías, jefe de los masones. En seguida dispusieron reedificar el templo, y siendo molestados por los enemigos, trabajaban sin abandonar las armas. A consecuencia de esto, los obreros tuvieron siempre la espada en la mano y la trulla en la otra.Después el templo fue destruido por los romanos el año 70 d.c. y los masones, si bien permanecieron ocultos, no se desunieron., Se propagaron sí por todo el mundo, dándose a conocer por sus nuevos trabajos.

Rito Emulacion



En 1717 se federaron cuatro Logias de Londres y Westmister para formar la Gran Logia de Inglaterra, dando origen a la época moderna de la masonería. Estas Logias trabajaban mediante la utilización de Ritos de transmisión exclusivamente oral, utilizados por los masones constructores de catedrales ya en los inicios de la Edad Media, siendo poquísimos los documentos que se conservan al respeto debido a la tradición del secreto masónico. No es hasta 1823 cuando se crea en Inglaterra la Logia «Emulation Lodge of Improvement» con el fin de unificar y depurar los matices propios de este Ritual, la cual por primera vez imprime el «Ritual de Emulación» basado en las antiquísimas tradiciones de los masones de todos los tiempos siendo dicho texto aún hoy vigente, y no habiéndose modificado nunca, ni siquiera una coma.
El hermano iniciado en el Rito de Emulación se caracteriza por un especial apego al conocimiento y dominio del propio Ritual, dado que es éste el que dibuja el marco y contenido de las Tenidas. Se puede definir este Rito como intimista ya que es a través de la Práctica y el estudio del Ritual que el Iniciado incorpora y reflexiona sobre los muchos mensajes contenidos en los textos de Apertura y Cierre de los «Trabajos» de la Logia, así como en los textos correspondientes a las ceremonias de iniciación, pase el segundo grado de Compañero y elevación al tercer grado de Maestro.
El Rito de Emulación traza un camino a practicar, en un principio y aparentemente, sin la ayuda exterior del análisis y explicaciones provenientes de los demás hermanos. Hay que vivir el Ritual y las Tenidas. El trabajo masónico se representa como un psicodrama que deja una profunda huella en la mente y corazón del hermano, siempre que esté receptivo. A veces puede resultar desconcertante o difícil este camino para el hermano que espera obtener explicaciones de los más antiguos, al considerarlos más experimentados.
Se le puede ayudar a identificar una parte de los «Landmarks» ( Antiguos deberes, Usos y Costumbres) que deberá mantener, pero el camino es individual y personal, lo cual exige un esfuerzo introspectivo y de autocrítica intimista a los masones que practican el Rito de Emulación.El trabajo del Venerable Maestro de la Logia (el que gobierna la Logia) y el de sus dos Vigilantes (ayudantes) tiene una primera prioridad en las Tenidas que se celebran en este Rito y que es la de saber escenificar y transmitir la esencia del Ritual y su simbolismo a los demás Hermanos.
Esto exige tres esfuerzos básicos:.- Entender la mecánica de los movimientos durante las Tenidas y poder guiar a los demás Hermanos menos experimentados..- Entender y conocer suficientemente el significado de las diferentes frases, preguntas y respuestas del Ritual, para poder pronunciarlas libremente, con el tono y acento adecuados (preferiblemente de memoria) y poder escenificar los trabajos de modo fluido y natural..- Vivir e interiorizar las Ceremonias.De esta manera los demás hermanos también se sentirán inmersos en el Ritual y en cada reunión encontrarán frases y símbolos que les harán reflexionar, entender y profundizar en el mensaje del mismo.
Solamente de esta manera se puede avanzar firmemente en nuestro Arte Masónico a través del Rito de Emulación, en sus grados de Aprendiz, Compañero y Maestro.Sin embargo, a diferencia de otros Ritos, no todo el trabajo masónico se realiza exclusivamente durante la Tenida Abierta o reunión. En el Rito de Emulación cobra una excepcional importancia el ágape fraternal que sigue a la Tenida Abierta y que, de hecho, no concluye hasta que se celebra el último Brindis o «Brindis del Cubridor».
El ágape, forma parte de la Tenida y por lo tanto tiene sus propias reglas. Su marco exterior son los brindis y el orden establecido del uso de la palabra de cada hermano. El marco interior lo conforman las palabras que aquel pronuncia, bajo la dirección del Director de Ceremonias y de acuerdo con el Venerable Maestro. Durante el ágape, todo miembro de la Logia puede y debe aportar opiniones y reflexiones susceptibles de enriquecer a los demás. No hay indicaciones previas sobre los temas de los «Trabajos» en el ágape, pero pueden significar, bien llevados, una gran ayuda para orientar a los Hermanos en el camino de ser un buen masón.

Regimen Escoces Rectificado

El Régimen Escocés Rectificado es un sistema masónico y caballeresco que fue creado en Francia durante el último cuarto del siglo XVIII. Conserva íntegramente en sus rituales toda su pureza de acuerdo al texto de su Constitución original (Código Masónico de las Logias Reunidas Rectificadas y el Código General de los Reglamentos de la Orden de los Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa, CBCS, de 1778).El Régimen Escocés Rectificado está estructurado en dos niveles o clases: la Masonería simbólica y la Orden Interior, clases que a su vez se subdividen en los grados de Aprendiz, Compañero, Maestro y Maestro Escocés de San Andrés para la Masonería Simbólica, y las dos etapas de Escudero Novicio y Caballero Bienhechor de la Ciudad Santa (CBCS) que componen la Orden Interior.En la época actual, y con el fin de adecuar su particular estructura de cuatro grados simbólicos a lo estipulado por las Grandes Logias regulares, que sólo reconocen como simbólicos los grados de Aprendiz, Compañero y Maestro Masón, se resolvió en Francia, con fecha 7 de julio de 1958, que en lo sucesivo esos tres primeros grados fueran administrados por la Obediencia masónica que en cada país ostente la regularidad internacionalmente reconocida.En España, esa Obediencia es la Gran Logia de España, quien administra y garantiza la pureza en la práctica de los rituales, desde su misma fundación en 1982, quedando el resto de la estructura bajo la jurisdicción administrativa del Gran Priorato de España.Historia del Régimen Escocés RectificadoEl Régimen Escocés Rectificado fue gestado en Francia entre 1774 y 1782, por dos grupos de masones de Lion y Estrasburgo, entre los cuales podemos citar a Jean y Bernard de Turkheim y Rodolphe Saltzmann (Estrasburgo) y sobre todo por Jean-Baptista Willermoz (Lion 1730-1824), quien fue su alma mater. La arquitectura del Régimen fue su obra, y él fue quien dio forma a la doctrina que este Rito comporta.Desde el punto de vista formal, el Régimen Escocés Rectificado tiene tres orígenes, desde el punto de vista espiritual, tiene dos fuentes o inspiraciones. En cuanto a la estructura y simbolismo tanto masónico como caballeresco, los tres orígenes del Régimen son:

1º.- La Masonería francesa de la época, con su proliferación de los grados más diversos (Willermoz los conocía todos y practicó muchos de ellos) y que una vez depurada, sería estructurada hacia 1786- 1787 en un sistema que llevaría más tarde el nombre de "Rito Francés", con sus tres grados y cuatro órdenes, sin olvidar los diversos grados cuya combinación constituye lo que se ha venido en llamar "el escocismo".

2º.- El Sistema propio de Martínez de Pasqually, personaje enigmático aunque inspirado, al que tanto Willermoz como Louis-Claude de Saint-Martin reconocieron siempre como a su maestro, denominado la Orden de los Caballeros Masones Elegidos Coens del Universo".

3º.- La Estricta Observancia, también dicha "Masonería Rectificada" o "Reformada de Dresde", Sistema alemán en que el aspecto caballeresco primaba absolutamente sobre el aspecto masónico, y que pretendía ser, no ya la heredera, sino además restaurar la antigua Orden del Temple abolida en 1312.Objetivos del Régimen Escocés RectificadoEl Régimen Escocés Rectificado tiene por finalidad el mantener y fortificar, no solamente en la Orden Interior, sino también en las Logias simbólicas, los principios sobre los que se basa, que son:

1º.- La fidelidad a la religión cristiana, fundamentada en la fe en la Santa Trinidad.

2º.- La adhesión a los principios y tradiciones, tanto masónicas como caballerescas, del Régimen, que se traducen en profundizar en la fe cristiana y en el estudio de la doctrina esotérica cristiana, enseñada en la Orden.

3º.- El perfeccionamiento de uno mismo por la práctica de las virtudes cristianas con el fin de vencer las pasiones, corregir los defectos y progresar por la vía de la realización espiritual.

4º.- La dedicación a la patria y al servicio de los demás.

5º.- La práctica constante de una beneficencia activa y esclarecida hacia todos los hombres, sea cual sea su raza, nacionalidad, situación, religión y sus opiniones políticas o filosóficas.En definitiva, como ha sido dicho, la realización espiritual que el Régimen Escocés Rectificado propone como objetivo a sus miembros, proporcionándoles los medios para conseguirlo, es la de volver a ser hombres verdaderos, templos de Dios, Uno en Tres Personas.Fuentes Espirituales del Régimen Escocés Rectificado

Las principales fuentes sobre las que se sustenta el Régimen Escocés Rectificado son dos:

1º.- La doctrina esotérica de Martinez de Pasqually, cuyo contenido esencial versa sobre el origen primero, la condición actual y el destino último del hombre y del universo.

2º.- La tradición cristiana indivisible, nutrida por las enseñanzas de los Padres de la Iglesia.A pesar de lo que algunos hayan afirmado, estas dos doctrinas no sólo no se contradicen, sino que se corroboran mutuamente.Todos los textos del Régimen Escocés Rectificado prueban una perfecta ortodoxia que, a la vista del conjunto de las distintas confesiones cristianas existentes (católica, ortodoxa, protestante, etcétera), demuestra que el Régimen Rectificado, lejos de dividir a los cristianos, los reúne.Partiendo de ahí, Willermoz dio a su Sistema o Régimen una arquitectura concéntrica, organizándolo en tres "clases" sucesivas cada vez más interiores, al igual que más secretas, siendo desconocida cada clase interior por la que le era exterior.Por otra parte, dotó el recorrido iniciático desarrollado de grado en grado, de una enseñanza doctrinal progresivamente más precisa y explícita, gracias a las "instrucciones" que forman parte integrante del ritual de cada grado.

Rito Frances Moderno

La masonería inglesa andersoniana llegó al continente en 1721 y en 1725 se instaló la primera logia parisiense de este origen, posiblemente fundada por el masón estuardista Lord Derventwater. Pero solo en 1732 levantó columnas la "Loge de Bussy", la primera logia dependiente de Inglaterra.

De esta masonería de origen inglés surgió en 1738 la Gran Logia Inglesa de Francia, cuyo primer Gran Maestro parece fue Lord Harnouester, aunque otras fuentes consignan como Gran Maestro en el año 1738 al Duque de Antin. Esta obediencia se desarrolló pese a la prohibición real de la masonería, a la que se llamaba el "veneno inglés".

En 1773 con la disolución de la vieja estructura de la Gran Logia y su sustitución por una nueva: el GRAN ORIENTE DE FRANCIA, "como cuerpo superior y centro único de común autoridad para todos los hermanos y cuerpos masónicos de la nación", de carácter democrático, una de cuyas primeras circulares proclamaba que "no admitía ni practicaría más que los tres grados simbólicos del Rito Inglés, a los que dio el nombre de RITO FRANCES".

Por tanto el origen primario del Rito Francés Moderno es el Rito Inglés de la época, del que conserva aún en nuestros días algunas formas ritualísticas ,

GRADOS (7)
Masonería simbólica
apendiz
compañero
maestro
Grados colaterales
Elegido
Escocés
Caballero de Oriente
Rosa Cruz

En la Gran Logia de España la única Logia que practica este Rito esLa R.·.L.·. Aleph nº 147 al Oriente de Toledo

Rito Sueco

El rito sueco es Trabajado pricipalmente en Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia e Islandia.
La filosofía moral del rito sueco fue desarrollada por el Duque Karl que más tarse se conirtió en el Rey Karl XIII que sucedió a Eckleff como Gran maestre.

Este Rito experimentó dos revisiones rituales muy importantes en 1780 y 1800 creando un sistema masónico lógico con diez grados.

GRADOS (10)
MASONERIA SIMBOLICA
aprendiz
compañero
maestro
San Andres (grados escoceses)
aprendiz de San Andrés
compañero de San Andrés
maestro de San Andrés
Grados Capitulares
Very Illustrious Brother
Most Illustrious Brother
Enlightened Brother
Very Enlightened Brother

La peculieriariedad del grado xI "Most Enlightened Brother, Knight Commander of the Red Cross"

Hay aproximadamente 60 masones que tienen este grado atualmente.

En 1811 el Rey Karl estableció la orden real de King Karl XIII. Es una orden civil. otorgado por el Rey, solamente a francmasones del grado xI con un número limitado a 33.

No es, sin embargo, un grado masónico.
EN LA GRAN lOGIA DE ESPAÑA EXISTEN 3 LOGIAS QUE PRACTICAN ESTE RITO
R.·.L.·. Sydkorset nº 23 al Oriente de Fuengirola
R.·.L.·. Polaris nº 72 al Oriente de Fuengirola
R.·.L.·. Aurora nº 101 al Oriente de Nerja

RITO SCHROEDER

Creado por Frederick Louis Schoröeder (1744-1816),
Schoröeder fue director del teatro municipal de Hamburgo y Gran Maestre de la Gran Logia de Hamburgo.

Empleo 20 años en dar forma al Rito que lleva su nombre .

Estudió en profundidad el primitivo Rito ingles con la idea de lograr las mayor sencillez posible en la practica Ritualística despojándola de los incrementos posteriores al objeto de que contuviera sólo las caracteristicas iniciales fundamentales.

Los rituales de Schröder fueron aprobados en 1801 por la asamblea de Venerables Maestros de la Gran Logia de Hamburgo, siendo practicado por alemanes y sus descendientes en algunos países como Brasil.

Más tarde fue traducido al portugués y actualmente esta reconocido por gran número de Grandes Logias .

Schröder comprendía la Masonería como una unión de las virtudes . Por lo tanto, enfatizó en el Ritual la enseñanza de los valores morales y la difusión del puro espíritu humanístico , dentro del verdadero amor fraternal. Preservando la importancia de los símbolos y rescatando el primitivo sistema de 3 grados de la Logias de San Juan.

Por su trabajo y su ejemplo, Schröder es venerado y respetado hoy, como en el pasado, siendo honrado por las antiguas Logias alemanas y por logias y hermanos de todo el mundo.

Algunos aspectos que llaman la atención de los hermanos que entran en contacto con este Rito son:

La simplicidad del la Liturgia que en nada disminuye su belleza y profundidad y la enfatización en las cualidades morales del hombre y el estimulo al autoconocimiento.

Grados (3)
aprendiz
compañero
maestro

En la Gran logia de España existen 3 Logias que practican este Rito
R.·.L.·. Euromasón Costa Blanca nº55 al Oriente de Denia
R.·.L.·. Leukopolis nº 85 al Oriente de Alfaz del Pi
R.·.L.·. Fuente de la Luz nº 103 al Oriente de Fuengirola

R.·.E.·.A.·.A.·.

Si bien los orígenes del Rito Escocés Antiguo y Aceptado entroncan directamente con la Gran Logia Real de Kilwinning, la Orden de San Andrés del Cardo, la de los Maestros Escoceses de San Andrés, el Rito de Perfección o de Heredom y las Logias de la Masonería jacobita o Masonería estuardista, el Rito, tal y como lo conocemos y practicamos hoy, no se estructura hasta el 31 de mayo de 1801, al constituirse en Charleston, Carolina del Sur, el Primer Supremo Consejo de los Soberanos Grandes Inspectores Generales del XXXIII y Último Grado del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. De este primer Supremo Consejo nacen todos los demás legítimos Supremos Consejos. El de España fue constituido el año 1811 y es, por su antigüedad, el tercero del mundo, tras los de los Estados Unidos y Francia. Se estructura el Rito Escocés antiguo y Aceptado en 33 grados, de los que los tres primeros, que constituyen la llamada Masonería Simbólica, dependen de las Grandes Logias; haciéndolo los 29 restantes, es decir, del 4 al 33 ambos inclusive, de los Supremos Consejos, uno por cada país.La Respetable Logia Itaca Nº 130, trabaja en el grado de Aprendiz del Rito Escocés Antiguo y aceptado, con Carta Patente Expedida por la Gran Logia de España. Es sentido y misión del R.·. E.·. A.·. y A.·., en primer lugar, hacer cada día mejores masones, es decir, aumentar su cualificación intelectual, moral y sobre todo masónica a través de un trabajo riguroso, progresivo, profundo y esencialmente iniciático; y en segundo lugar, que esos hombres más formados y más masones, es decir, más hombres, impongan con la fuerza de sus ideas y el ejemplo de su conducta, los principios del Rito y de la Masonería en la sociedad profana.Se trata, pues, de un Rito, el más difundido en el mundo, en el que se combinan los elementos simbólicos más tradicionales con una dinámica de funcionamiento ciertamente expresiva, que permite desarrollar junto a un profundo sentido de fraternidad, un agudo sentido del análisis racional que invita a enfocar la vida con criterios donde lo espiritual y lo racional se complementan extraordinariamente.En los Templos de las Logias que trabajan en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado se representan simbólicamente las Leyes que rigen el universo, y sus trabajos se realizan fundamentalmente en dos líneas que se complementan como los brazos de un mismo cuerpo.En primer lugar tenemos el Trabajo Ritualístico o Práctica del Ritual que permitirá, en sus grados de Aprendiz, Compañero y Maestro, a través de una serie de dramatizaciones ritualísticas de antiquísima simbología, tener una mayor consciencia de las Leyes que rigen el universo.En este sentido el Ritual está estructurado y codificado de tal manera que conforma un hilo conductor, el cual no sólo puede transmitir un claro y sencillo mensaje general, sino que puede activar mecanismos subconscientes e inconscientes que generan un elevado sentido de la trascendencia y de Dios o Gran Arquitecto del Universo. Así, pues, en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado es impórtate no sólo la Práctica del Ritual sino también a su asimilación espiritual, psicológica y conceptual.En segundo lugar, dentro de los trabajos de la Logia, se pone igualmente énfasis en los Trabajos masónicos de tipo intelectual. Los Trabajos son presentados por escrito y, una vez leídos en la Tenida, son tratados de forma oral por los Hermanos. De esta forma se consigue, a través de las diferentes apreciaciones u opiniones aportadas, una percepción profunda del tema tratado, con el consiguiente enriquecimiento y formación masónica que invariablemente dará sus frutos en cualquier ámbito o situación.Siguiendo con el espíritu eminentemente dinámico de las Logias del Rito Escocés antiguo y aceptado, habitualmente forma parte importante del Trabajo masónico los correspondientes ágapes fraternales o cenas realizada fuera de las Logias, donde se interrelacionan sus miembros y se desarrolla, si cabe en mayor medida, el profundo sentido de la Fraternidad que existe entre todos los Hermanos.Reflexionar sobre el sentido y misión del Rito Escocés Antiguo y Aceptado es tanto como analizar su ontología y la aplicabilidad y proyección de su esencia en la Sociedad.Es difícil encontrar un Rito en el que se armonice tan equilibradamente el Espiritualismo, el Humanismo y la Libertad, que son las tres columnas que sostienen al Escocismo. Porque el Rito Escocés Antiguo y Aceptado es un Rito tradicional e iniciático basado en esos tres elementos y asentado sobre la profunda fraternidad masónica.El Rito permite, y este seria su primer sentido, que una alianza de hombres libres trabaje para el progreso espiritual, moral, intelectual y material de la Humanidad. En consecuencia la vocación espiritual del R.·. E.·. A.·. A.·., lleva a un humanismo filantrópico.Espiritualismo, Humanismo, Fraternidad, Filantropía, no son para los masones escocistas conceptos vacíos de contenido. Nuestra espiritualidad no nos viene dada como si fuese una gracia, el humanismo no consta en nosotros como una virtud innata, la fraternidad no es espontánea. A esas virtudes masónicas se llega a través del esfuerzo individual y colectivo, utilizando una tradición iniciática y progresiva (el Rito es un método) que posibilita una espiritualidad abierta a la libertad, al humanismo, a la igualdad y a una auténtica fraternidad universal entre los hombres.Cabe decir que el R.·. E.·. A.·. A.·. es tan tradicional como liberal. Un Rito que rompiera con la tradición iniciática o que no proclamase la libertad, y fuese por tanto dogmático, dejaría en ambos casos de ser masónico.La misión del R.·. E.·. A.·. A.·. es siempre construir. Construir el edificio supremo de un orden iniciático, construir al hombre y construir su fraternidad, en resumen hacer mejores masonesEl Rito Escocés implica en su ideal una perfecta síntesis entre el humanismo espiritualista de la filosofía tradicional y el humanismo antropológico moderno.Aunque el mundo profano se esfuerza en enfrentar conceptos como universalidad y diferencia, los masones escocistas podemos proclamar que sin respeto a las diferencias el universalismo puede degenerar en totalitarismo, y que, sin exigencia de valores universales (es decir sin un horizonte de universalismo) el derecho a la diferencia podría desembocar en un enfrentamiento bélico. Por eso conviene mantener pujante siempre la vocación universal de la Masonería.La filosofía Escocista (que como hemos señalado es perfecta síntesis entre espiritualismo y humanismo) pretende hacer notar su mensaje universalista de libertad y tolerancia frente a todo fanatismo, frente al integrismo religioso y frente al racismo xenófobo. Porque los principios del R.·. E.·. A.·. A.·. no quedan reducidos a la pura abstracción teórica, sino que tienen a proyectarse en el mundo profano través del trabajo y ejemplo individual que los masones escocistas ejercen en el entorno social, laboral, etcétera, al que cada uno de ellos pertenece.En la esfera intelectual se rinde culto a la inteligencia y a la ciencia, utilizando la razón como vía de acceso a la verdad e introduciendo al hombre en una visión relativista frente a todo fanatismo dogmático.En cuanto a las creencias, nuestro Rito, que es respetuoso con todas las religiones, defiende la libertad religiosa y de culto y la independencia del poder político respecto al religioso.Como podemos ver hay un bagaje concreto en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Porque éste es un método, un medio un vehículo para el aprendizaje perfectivo del masón y para la transmisión de contenidos intelectuales. El R.·.E.·.A.·.A.·. es no solo forma sino también fondo, ambos deben ser justamente equilibrados. Un Rito que redujese los elementos formales no seria perfecto, pero creer que la forma es todo, es decir, vaciar de contenido material el Rito, reduciéndolo a una ceremonia formal supondría una alteración ontológica del mismo. La forma no debe nunca sustituir, y menos excluir al fondo, al pensamiento, al contenido profundo y esencial del Rito.

Rito y Simbolo...Rene Guenon



Hemos indicado precedentemente que el rito y el símbolo, que son el uno y el otro elementos esenciales de toda iniciación, y que incluso, de una manera más general, se encuentran asociados también invariablemente en todo lo que presenta un carácter tradicional, están en realidad estrechamente ligados por su naturaleza misma. En efecto, todo rito conlleva necesariamente un sentido simbólico en todos sus elementos constitutivos, e, inversamente, todo símbolo produce (y es a eso incluso a lo que está esencialmente destinado), para aquel que lo medita con las aptitudes y las disposiciones requeridas, unos efectos rigurosamente comparables a los de los ritos propiamente dichos, bajo la reserva, bien entendido, de que haya, en el punto de partida de este trabajo de meditación y como condición previa, la transmisión iniciática regular, fuera de la cual, por lo demás, los ritos no serían más que un vano simulacro, así como ocurre en las parodias de la pseudoiniciación. Es menester agregar aún que, cuando se trata de ritos y de símbolos verdaderamente tradicionales (y aquellos que no poseen este carácter no merecen ser llamados así, puesto que no son en realidad más que simples contrahechuras profanas suyas), su origen es igualmente «no humano»; así pues, la imposibilidad de signarles un autor o un interventor determinado, que ya hemos señalado, no se debe a la ignorancia, como pueden suponerlo los historiadores ordinarios (cuando no llegan, en último extremo, a ver en ello el producto de una suerte de «conciencia colectiva», que, si existiera, sería en todo caso bien incapaz de dar nacimiento a cosas de orden transcendente, como aquellas de las que se trata aquí), sino que es una consecuencia necesaria de este origen mismo, que no puede ser contestado más que por aquellos que desconocen totalmente la verdadera naturaleza de la tradición y de todo lo que forma parte integrante de ella, como es muy evidentemente el caso a la vez para los ritos y para los símbolos.

Si se quiere examinar más de cerca esta identidad profunda del rito y del símbolo, se puede decir, primeramente, que el símbolo, entendido como figuración «gráfica», así como lo es lo más ordinariamente, no es en cierto modo más que la fijación de un gesto ritual (1) . Por lo demás, ocurre frecuentemente que el trazado mismo del símbolo debe efectuarse regularmente en condiciones que le confieren todos los caracteres de un rito propiamente dicho; de esto se tiene un ejemplo muy claro, en un dominio inferior, el de la magia (que, a pesar de todo, es una ciencia tradicional), con la confección de las figuras talismánicas; y, en el orden que nos concierne más inmediatamente, el trazado de los yantras , en la tradición hindú, es también un ejemplo no menos explícito de ello (2).

Pero eso no es todo, ya que, a decir verdad, la noción del símbolo a la que acabamos de referirnos es demasiado estrecha: no hay solamente símbolos figurados o visuales, hay también símbolos sonoros; ya hemos indicado en otra parte esta distinción de dos categorías fundamentales, que son, en la doctrina hindú, la del yantra y la del mantra (3) . Precisábamos entonces incluso que su predominancia respectiva caracterizaba a dos tipos de ritos, que, en el origen, se atribuyen, para los símbolos visuales, a las tradiciones de los pueblos sedentarios, y, para los símbolos sonoros, a las de los pueblos nómadas; por lo demás, entiéndase bien que, entre los unos y los otros, la separación no puede ser establecida de una manera absoluta (y es por eso por lo que hablamos solo de predominancia), puesto que aquí son posibles todas las combinaciones, debido al hecho de las adaptaciones múltiples que se han producido en el curso de las edades y por las cuales han sido constituidas las diversas formas tradicionales que nos son conocidas actualmente. Estas consideraciones muestran bastante claramente el lazo que existe, de una manera completamente general, entre los ritos y los símbolos; pero, podemos agregar que, en el caso de los mantras , este lazo es más inmediatamente aparente: en efecto, mientras que el símbolo visual, una vez que ha sido trazado, permanece o puede permanecer en el estado permanente (y es por lo que hemos hablado de gesto fijado), el símbolo sonoro, por el contrario, no es manifestado más que en el cumplimiento mismo del rito. Por lo demás, esta diferencia se encuentra atenuada cuando se establece una correspondencia entre los símbolos sonoros y los símbolos visuales; es lo que ocurre con la escritura, que representa una verdadera fijación del sonido (no del sonido mismo como tal, bien entendido, sino de una posibilidad permanente de reproducirle); y apenas hay necesidad de recordar a este propósito que toda escritura, en cuanto a sus orígenes al menos, es una figuración esencialmente simbólica. Por lo demás, la cosa no es diferente para la palabra misma, a la que este carácter simbólico no es menos inherente por su naturaleza propia: es muy evidente que la palabra, cualquiera que sea, no podría ser nada más que un símbolo de la idea que está destinada a expresar; así, todo lenguaje, tanto oral como escrito, es verdaderamente un conjunto de símbolos, y es precisamente por eso por lo que el lenguaje, a pesar de todas las teorías «naturalistas» que han sido imaginadas en los tiempos modernos para intentar explicarle, no puede ser una creación más o menos artificial del hombre, ni un simple producto de su facultades de orden individual (4)..

Hay también, para los símbolos visuales mismos, un caso bastante comparable al de los símbolos sonoros, bajo la relación que acabamos de indicar: este caso es el de los símbolos que no son trazados de manera permanente, sino que se emplean solo como signos en los ritos iniciáticos (concretamente los «signos de reconocimiento» de los que hemos hablado precedentemente)(5)e incluso religiosos (el «signo de la cruz» es un ejemplo típico de ello y conocido por todos) (6); aquí, el símbolo no forma realmente más que uno con el gesto ritual mismo(7). Por lo demás, sería completamente inútil querer hacer de estos signos una tercera categoría de símbolos, distinta de aquellas de las que hemos hablado hasta aquí; probablemente, algunos psicólogos los considerarían así y los designarían como símbolos «motores» o por cualquier otra expresión de este género; pero, puesto que se hacen evidentemente para ser percibidos por la vista, entran por eso mismo en la categoría de los símbolos visuales; y son en ésta, en razón de su «instantaneidad», si se puede decir, los que representan la mayor similitud con la categoría complementaria, la de los símbolos sonoros. Por lo demás, el símbolo «gráfico» mismo es, lo repetimos, un gesto o un movimiento fijado (el movimiento mismo o el conjunto más o menos complejo de movimientos que es menester hacer para trazarle, y que los mismos psicólogos, en su lenguaje especial, llamarían sin duda un «esquema motor») (8); y, en lo que respecta a los símbolos sonoros, puede decirse también que el movimiento de los órganos vocales, necesario para su producción (ya sea que se trate, por lo demás, de la emisión de la palabra ordinaria o de la de sonidos musicales), constituye en suma un gesto del mismo orden que todos los demás tipos de movimientos corporales, de los que, por lo demás, no es posible aislarle nunca enteramente (9). Así, esta noción del gesto, tomada en su acepción más extensa (y que, por lo demás, es más conforme a lo que implica verdaderamente la palabra que la acepción más restringida que se la da en el uso corriente), reduce todos estos casos diferentes a la unidad, de suerte que se puede decir que es ahí donde tienen en el fondo su principio común; y, en el orden metafísico, este hecho tiene una significación profunda, que no podemos pensar desarrollar aquí, a fin de no apartarnos demasiado del tema principal de nuestro estudio.

Se debe poder comprender ahora sin esfuerzo el hecho de que todo rito esté constituido literalmente por un conjunto de símbolos: éstos, en efecto, no comprenden solo los objetos empleados o las figuras representadas, como se podría estar tentado de pensarlo cuando uno se queda en la noción más superficial, sino también los gestos efectuados y las palabras pronunciadas (puesto que, en realidad, según lo que acabamos de decir, éstas no son más que un caso particular de aquellos), en una palabra, todos los elementos del rito sin excepción; y estos elementos tienen así valor de símbolos por su naturaleza misma, y no en virtud de una significación sobreagregada que les vendría de las circunstancias exteriores y que no les sería verdaderamente inherente. Se podría decir también que los ritos son símbolos «puestos en acción», y que todo gesto ritual es un símbolo «actuado» (10); no es, en suma, más que otra manera de expresar la misma cosa, poniendo sólo más especialmente en evidencia el carácter que presenta el rito de ser, como toda acción, algo que se cumple forzosamente en el tiempo (11), mientras que el símbolo como tal puede ser considerado desde un punto de vista «intemporal». En este sentido, se podría hablar de una cierta preeminencia del símbolo en relación al rito; pero rito y símbolo no son en el fondo más que dos aspectos de una misma realidad; y ésta no es otra, en definitiva, que la correspondencia que liga entre ellos todos los grados de la Existencia universal, de tal suerte que, por ella, nuestro estado humano puede ser puesto en comunicación con los estados superiores del ser.

NOTAS
1.Estas consideraciones se relacionan directamente con lo que hemos llamado la «teoría del gesto», a la cual hemos hecho alusión en diversas ocasiones.

2.A eso se puede asimilar, en la antigua Masonería, el trazado del «tablero de la Logia» (en inglés tracing board , y también, quizás por corrupción, trestle board ), el cual constituía efectivamente un verdadero yantra . Los ritos en relación con la construcción de monumentos con destino tradicional podrían citarse también aquí como ejemplo, puesto que esos monumentos tenían necesariamente, en sí mismos, un carácter simbólico.

3.Ver El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos , cap. XXI.

4.No hay que decir que la distinción de las «lenguas sagradas» y de las «lenguas profanas» no interviene aquí más que secundariamente; tanto para las lenguas como para las ciencias y las artes, el carácter profano no representa nunca más que el resultado de una verdadera degeneración, que, por lo demás, ha podido producirse más pronto y más fácilmente en el caso de las lenguas en razón de su uso más corriente y más generalizado.

5.Las «palabras» de uso similar entran naturalmente en la categoría de los símbolos sonoros.

6.Por lo demás, este signo era también un verdadero «signo de reconocimiento» para los cristianos de los primeros tiempos.

7.Un caso en cierto modo intermediario es el de las figuras simbólicas que, trazadas al comienzo de un rito o en su preparación, son borradas inmediatamente después de su cumplimiento; igualmente es así para muchos yantras , y era también así antaño para el «tablero de la Logia» en la Masonería. Esta práctica no representa solo una precaución tomada contra la curiosidad profana, explicación siempre demasiado «simplista» y superficial; es menester ver en ella sobre todo una consecuencia del lazo mismo que une íntimamente el símbolo y el rito, de tal suerte que el símbolo no tendría ninguna razón de subsistir visiblemente fuera del rito.

8.Eso se ve muy claramente en un caso como el del «signo de reconocimiento» que, en los pitagóricos, consistía en trazar el «pentagrama» de un solo trazo.

9.Señalamos, en lo que concierne a las relaciones del lenguaje con el gesto entendido en su sentido más ordinario y restringido, los trabajo del Rev. P. Marcel Jousse, que aunque tienen un punto de partida forzosamente muy diferente del nuestro, no son por ello menos dignos de interés, desde nuestro punto de vista, puesto que tocan la cuestión de algunos modos de expresión tradicionales ligados generalmente a la constitución y al uso de las lenguas sagradas, y casi enteramente perdidos u olvidados en las lenguas profanas, que están en suma reducidas a la forma de lenguaje más estrechamente limitada de todas.

¿Que es un Rito?

La palabra latina Ritus de donde se ha tomado la traducción Rito significa ‘una práctica’ o ‘costumbre aprobada’ o una ‘observancia exterior’. Vesio la deriva por transposición del griego, de donde procede y significa literalmente ‘una senda hollada’, y, metafóricamente, ‘una costumbre de larga duración’. Como término masónico su aplicación es, por lo tanto, aparente. Significa el método de conferir luz masónica por una colección y distribución de grados. Es, en otras palabras, el método y orden observados en el gobierno del sistema masónico.

El sistema original de la Masonería Especulativa consiste únicamente de tres Grados Simbólicos. Tal era la situación de la Francmasonería en el año 1717, en el momento que se conoce en Inglaterra como Renacimiento del Arte . Por consiguiente éste fue el Rito original o práctica aprobada, y de este modo continuó en Inglaterra hasta el año 1813, época en que se efectuó la unión de las dos Grandes Logias, y en que “el Santo Arco Real” se declaró que formaba parte del sistema.

Pero en el continente europeo la organización de los nuevos sistemas principió en una época anterior, y por la invención de los que se conocen como grados superiores se estableció una multitud de Ritos. Todos éstos están de acuerdo con un Rito esencial e importante. Fueron establecidos bajo la base de los tres grados simbólicos, los que en todo caso constituyeron la base fundamental en la que fueron establecidos. Su designio era la expansión y desarrollo de las ideas masónicas contenidas en estos grados. Los grados de Aprendiz, de Compañero Masón y Maestro formaban el pórtico por el cual todo iniciado debía pasar que pudiese obtener entrada en el interior del templo que había sido erigido por los fundadores del rito. Ellos constituían el texto, y los grados superiores el comentario.

De aquí proviene la ley, que cualquiera que sea la constitución y enseñanzas de cualquier Rito respecto a los grados superiores que le son peculiares, siendo los tres grados simbólicos comunes a todos los Ritos, el Maestro Masón, en cualquiera de los ritos puede visitar y verificar sus labores en la Logia del Maestro de cualquier otro Rito. Únicamente hasta después que ha pasado el grado es cuando el privilegio exclusivo de cada Rito principia a ejercer su influencia.

Pero ha habido algunos de ellos que han subsistido únicamente por la influencia de sus autores, y han desaparecido tan pronto como la energía paternal que los creaba dejaba de existir. Otros han tenido una existencia más permanente y continúan aún viviendo en la familia masónica, suministrando únicamente métodos diversos de adquisición de conocimientos con el mismo gran fin la adquisición de la Verdad Divina por la Luz masónica. Ragón en su obra Tulier General, nos proporciona los nombres de ciento ocho, bajo títulos diferentes de Ritos, Ordenes y Academias. Pero muchos de éstos, no son masónicos, siendo únicamente de carácter social, político o literario. El catálogo siguiente comprende los más importantes de los que hasta la fecha continúan atrayendo la atención del estudiante masónico:

1. Rito de York.
4. Rito Americano.
5. Rito Escocés Filosófico.
6. Rito Escocés primitivo.
7. Rito Reformado.
8. Rito Helvético Reformado.
9. Rito de Fessler.
11. Rito de la Gran Logia de los Tres Globos.
12. Rito del Elegido de la Verdad.
13. Rito del Velo Púrpura.
14. Rito del capítulo de Clermont.
15. Rito de Permnetty.
16.Rito de la estrella Flamígera.
17. Rito de Chastanier.
18. Rito de los Filaletes.
19. Rito primitivo de los Filadelfos.
20. Rito del Martinismo.
21. Rito del Hermano Henoch.
22. Rito de Mizraim.
23. Rito de Menfis.
24. Rito de la estricta observancia.
25. Rito de la Observancia Laxa.
26. Rito de los Arquitectos Africanos.
27. Rito de los Hermanos del Asia.
28. Rito de Perfección.
29. Rito de los Elegidos Cohens.
30. Rito de los Emperadores del este y del Oeste.
31. Rito Primitivo de Narbona.
32. Rito de la Orden del Templo.
34. Rito de Swedenborg.
35. Rito de Zinzendorf.
36. Rito Egipcio de Cagliostro.
37. Rito de los Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa.
En Masonería ningún Rito tiene supremacía sobre otro y si el Rito ha sido reconocido, el hermano lo es de todos los Masones del Universo.

Pero volvamos un poco atrás y examinemos como se fueron formando estos ritos.

El origen de los Ritos es difícil de establecer; algunos lo atribuyen a los Colegios de Arquitectos Romanos formados por Numa en el año 715 a J:C:; otros a los Esenios, a los Dionisianos, a los Judíos, a la construcción del Templo de Salomón, etc.

Se considera el año de 1.641 como el de la más clara reforma radical de la antigua Masonería y de él se parte, porque fue cuando las Cofradías de Masones Constructores empezaron a admitir a personas de todas las clases y condiciones, aunque fueran completamente extrañas al Arte de la Arquitectura manual.

Esto se consideraba como una distinción honorífica que no daba derecho a disfrutar los privilegios de que gozaban los verdaderos obreros y se otorgaba a distinguidos y notables personas por su sabiduría y su talento o de quienes se esperaba alcanzar alguna protección o utilidad y de aquí proviene la palabra Aceptado.

Las Corporaciones de Constructores fueron perdiendon su carácter práctico y manual, consagrándose al trabajo espiritual y dando origen a la Masonería moderna en 1.717 al reunirse las cuatro Logias de Londres, que se constituyeron en Gran Logia, y, sólo reconoció los tres grados simbólicos de Aprendiz, Compañero y Maestro.

En 1.724, el escocés Ramsay propuso a la Gran Logia de Inglaterra un sistema que comprendía la adopción de los grados Escocés, Novicio y Caballero del Templo. La propuesta fue rechazada por la Gran Logia inglesa, pero tuvo gran aceptación en Francia, y estos grados fueron como los precursores de la infinidad de sistemas de todo género que se sucedieron después.

A los grados irlandeses y a los del reformador Ramsay, se sucedieron los del filosofismo, que penetraron en muchas Logias Francesas. En 1.754 se fundó en París el Capítulo de Altos Grados llamado "CONSEJO DE EMPERADORES DE ORIENTE Y OCCIDENTE", de donde salieron muchos Ritos tales como el de Heredom o de Perfección que se llamó también Escocés Primitivo de 25 grados y otros muchos Ritos, hasta que en 1.772 se disolvió en Francia la Gran Logia y se creó la Unificación Masónica naciendo el Gran Oriente Francés que consideró "peligrosos y antimasónicos los altos grados", en circular dirigida a todas las Logias, proclamando que el Gran Oriente no admitiría ni practicaría más que los tres grados simbólicos del Rito Inglés, a los que dio el nombre de Rito Francés (Diccionario Enciclopédico Abreviado de la Masonería. Pag. 429).

Sin embargo, la creación de nuevos Ritos continuó y como el Gran Oriente no logró imponer su autoridad "por cuanto continuaba la pasión por los altos grados", el Gran Oriente declaró que reconocía el derecho que tenían todos los Masones y las Logias para practicar cualquier Rito y que su jurisdicción sólo abarcaba a las Logias que profesaban el Rito Francés.

En 1.782 se creó en el Gran Oriente de Francia una Cámara de Grados para estudiar y depurar los Sistemas Masónicos y concluyó que además de los tres grados simbólicos debían adoptarse cuatro más, que venían a ser como un resumen de todos los demás agregados.

Al mismo tiempo surgió la cuestión del R:.E:.A:.A:., cuyo origen unos dicen inglés, irlandés o escocés; otros lo atribuyen a las reformas de Ramsay y otros al Rey Federico de Prusia.

La base del Rito Escocés Antiguo y Aceptado se encuentra en el Rito de Perfección, creado en París en 1.756 con 25 grados por el Capítulo de Emperadores de Oriente y Occidente.

Vino este Rito a América por el judío Esteban Morin el 27 de Agosto de 1.761 y tuvo mucho éxito. Morin amplió sus grados hasta el 33 en Charleston (Carolina del Sur) y fundó además allí el 31 de Mayo de 1.801 el primer SUPREMO CONSEJO DE LA NUEVA MASONERIA.

Al año siguiente se creó el Supremo Consejo de Santo Domingo y se nombró Soberano Inspector a Grasse Tilly, un militar Francés, residente en la Isla. Cuando Tilly regresó a Francia en 1.804, se dedicó a dar a conocer los 33 grados del Nuevo Rito, introduciéndolos en París en la Logia Escocesa de San Alejandro.

El 12 de Octubre de 1.804 por inspiración de Tilly, se constituyó la Gran Logia General Escocesa de Francia del Rito Antiguo y Aceptado en París. La nomenclatura de grados del R:.E:.A:.A:. incluye los tres grados simbólicos, más los grados del Escocismo hasta el 33.

Con el nombre de Escocés se conocen varios Ritos de la Masonería, tales como: Escocés Filosófico de 15 grados de 1.776; Escocés Primitivo de 25 grados de 1.758; Escocés Primitivo de 33 grados de 1.770; Escocés Reformado de 7 grados de 1.743; Escocés Filosófico de 18 grados de 1.750; Escocés Antiguo y Aceptado de 33 grados por reforma realizada por el Rey de Prusia Federico II.

LA VERDADERA HISTORIA DE LOS MASONES



D. Santiago Río
Asesor del Gran Maestro de la Gran Logia de España Bilbao.



Nadie conoce la verdadera historia de los masones, que está llena de especulaciones y sobre la que se ha escrito infinidad de títulos desde la aparición del fenómeno. Desde la humildad, mi libro aporta una serie de datos importantes y en algunos casos inéditos, gracias a la labor de investigación del periodista Jorge Blaschke, con quien he escrito el libro. La razón de esta búsqueda se resume así: en los últimos tiempos, han sido publicadas obras sobre la institución que responde a visiones distintas de lo que la masonería es en sí misma. Por ello, la institución pensó que algún hermano (en este caso, yo) debía elaborar un libro sencillo, humilde y ameno que transmitiera nuestra labor.

La masonería es, en fondo y forma, una iniciación espiritual por medio de símbolos. Esta definición proviene de la que los grandes maestros dieron en Suiza por los años cincuenta. Dice un apartado de un libro japonés del siglo XII que el pez vive muy feliz bajo el agua, y el pájaro muy feliz en el bosque; sin embargo, es necesario ser pez o pájaro para entender qué se siente. Igual sucede con la masonería; resulta complicado, y resbaladizo, transmitir el mundo iniciático. Sin caer en el sincretismo ni en la mezcla de opiniones, puede decirse que presocráticos como Anaxágoras, la masonería espiritual y el esoterismo cristiano dicen lo mismo y hablan el mismo idioma, sólo que de maneras distintas.

Soy católico practicante y masón de tendencia inglesa, como ha ocurrido tradicionalmente con la Gran Logia de España. Una de sus premisas es creer en el gran arquitecto del universo, algo que cada cual entiende como considera. Trabajamos con un libro sagrado que, en nuestro caso, es la Biblia, igual que nuestros hermanos árabes lo hacen con el Corán o los judíos con la Torah.

Jung dice que el símbolo se expresa en mil lenguas a la vez, penetra en el subconsciente colectivo y allí despierta arquetipos que provocan energías psíquicas. Al interpretar el símbolo debemos distinguir dos elementos: la explicación científica (el número cinco, por ejemplo, son cinco unidades) y la definición iniciática, más complicada. Nuestros símbolos son el triángulo, el compás, la escuadra y la acacia; todos ellos responden a tradiciones antiquísimas, algunas de las cuales, sin embargo, han sido superadas por la propia sociedad civil.

Los orígenes de la masonería son oscuros. Para intentar explicarlos, parto de dos premisas: la masonería operativa y la masonería especulativa. Por un lado nos encontramos con la masonería operativa, gremio de canteros que, sobre todo, construían catedrales góticas. Se trataba de un gremio muy cerrado, por los conocimientos que manejaba sobre el levantamiento de catedrales y por los códigos de comunicación que empleaban sus miembros. Hay que pensar que la construcción de una catedral era una labor larga que abarcaba varias generaciones. Los canteros vivían en las posadas de los pueblos, y en las horas de descanso se reunían en una choza -de donde proviene el término logia- para cambiar impresiones o comer. Con el devenir de los tiempos, estas construcciones góticas proporcionaron algún tipo de conocimiento iniciático. Un grupo así, que se mantiene tanto tiempo junto, termina derivando ineludiblemente hacia las inquietudes del ser humano.

En efecto, el ser humano -aunque sigue en evolución- se encuentra incompleto. Las explicaciones bíblicas no nos convencen. El ser humano había nacido con unas posibilidades muy concretas y se mecanizó, es decir, derivó hacia la especie incompleta que ahora somos. Es impensable que una especie con la capacidad cerebral que tiene se dedique a matar a su hermano por nada.

Por ello, la masonería intenta hacer evolucionar a la especie para que retome la forma que fue. Las religiones hacen lo mismo, salvo con una diferencia. La masonería llega hasta un punto en el que no tiene explicaciones. La fe puede llenar las grandes dudas que quedan por resolver, pero la masonería no las da: sólo intenta hacer evolucionar a la especie humana en sus reuniones, con el fin de que, mediante ella, pueda entender mejor la figura del gran arquitecto del universo.

La masonería pretende trabajar en esencia, en el nivel primario. Siempre explicamos que, cuando el presidente de la I República, Manuel Azaña, se inició -de todos es conocida su vasta cultura-, el Venerable Maestro de la logia era un camarero de Madrid. Es posible que este camarero se moviera más en esencia que Azaña, cuya personalidad y conocimiento son reconocidos por todos. Eso es la masonería, y no otra cosa.

Entre 1050 y 1350, y al calor del fervor religioso de las Cruzadas, se construyeron alrededor de mil edificaciones en Francia, entre las cuales destacan unas noventa catedrales. La masonería, el gremio, creció; permanecía cerrado en sí mismo, se llamaban entre sí hermanos y no dejaban entrar a nadie ajeno. Hubo un momento en el que se dejaron de construir catedrales. El gremio empezó a decaer.

Llegamos así al verdadero origen de la masonería, fuera de cualquier especulación. En Inglaterra, un grupo de científicos de la Royal Society, institución dedicada a la investigación, se dio cuenta de que, a diferencia del oriental, el mundo occidental no tenía, más allá de las religiones, instituciones que abordaran los temas esotéricos e iniciáticos. No para competir con las instituciones del mundo oriental, sino para dotar al occidental de aquello de lo que se merecía, decidieron crear una institución en la que, independientemente de las religiones, nuestra especie humana pudiera desarrollarse.

Nosotros pensamos que Newton fue el padre de la masonería especulativa. El científico inglés es conocido por sus teorías sobre la gravitación y porque dirigía, como científico, la Casa de la Moneda de Inglaterra. Además, era un gran alquimista, saber que constituía su devoción. Pues bien, Newton, a través de otros miembros de la Royal Society, pensó en asumir la organización de las logias que quedaban y que se remontaban a los canteros (masonería operativa). Cuatro de estas logias se unieron el día de san Juan de 1717 en la Gran Logia de Inglaterra. El creador, evidentemente, nunca fue masón.

Esta sociedad comenzó a trabajar con un cierto éxito. El papa Clemente XII, y no por motivos de fe o religión, sino quizá de temporalidad, prohibió la masonería mediante una bula. Excomulgada y hereje, la propaganda fue tal que la masonería se expandió. Debo decir, por cierto, que ya no estamos excolmulgados, gracias a Juan XXIII.

En la institución empezaron a ingresar los restos de las sociedades iniciáticas que había por Europa: templarios, alquimistas, espiritistas, magos, etc. Todos ellos aportaron sus conocimientos, que quedaron reflejados en los rituales, como un cajón de sastre donde se han mezclado conocimientos diversos que están al alcance de quien desee estudiarlos.

Posteriormente ingresó la nobleza en la institución, así como más científicos. Los problemas llegaron cuando entraron los empresarios, quienes deseaban utilizar (no todos, desde luego) la institución para sus fines. Ahí empezó su desvirtuación.

Los requisitos para ser masón son muy sencillos: ser mayor de edad, libre (con todo lo que ello implica) y de buenas costumbres. Son precisos, además, ciertos conocimientos intelectuales para entender el mundo complicado que encierra.

Las diferencias entre los masones y las religiones son grandes. La célula madre de la masonería es la logia, reunión soberana de hermanos maestros (siete como mínimo) que se junta para trabajar. La obediencia del país correspondiente la reconoce, la logia tiene autonomía propia y las divergencias entre logias pueden ser grandes en cuanto a los conocimientos, algo que no sucede, en cambio, en la Iglesia. En efecto, la normativa aplicable a dos mil millones de personas debe ser homogénea para que a todos se les apliquen las mismas normas, algo que no sucede en la masonería. Hay logias cuya forma de trabajo y conocimiento avanza mucho, mientras que en otras no sucede así.

La relación de la masonería con algunos países es curiosa. Los ingleses se apoyaron en la masonería para sustentar la Commonwealth. Asimismo, la masonería funciona en Cuba, donde cuenta con unos cincuenta mil miembros. Cuando Fidel Castro se hizo con el poder, aparte de descubrir que José Martí y algunos de los que le habían ayudado eran masones, se dio cuenta de que la única organización viva en la isla eran las logias masónicas, por lo que le interesó su funcionamiento. Como se puede comprender, está domesticada por el régimen, y las actas de las reuniones son conocidas por el aparato castrista; no obstante, el día en que falte el dictador, es posible que se produzca una explosión de la masonería en Cuba.

También es interesante detenerse, aunque sea brevemente, en la relación de la masonería con las mujeres. La Gran Logia de Inglaterra no las admite, pero hay otras obediencias mixtas e, incluso, femeninas, en las cuales ha habido mujeres brillantísimas. Pienso, por ejemplo, en la arpista catalana Clotilde Cerdá, hija de Ildelfonso Cerdá, arquitecto del Ensanche barcelonés. Por cierto, en España jamás decimos, por prudencia, si alguien es masón, salvo que lo autorice. La Vanguardia ha publicado recientemente, por ejemplo, que Caterina Mieras, consejera de Cultura de la Generalitat, es masona.

La situación actual de la masonería española es diferente de la vivida en otros países cercanos. Tras la dictadura, no fuimos legalizados -como lo fue, por ejemplo, el Partido Comunista de España-. La petición fue denegada por Martín Villa. Ruiz Jiménez defendió nuestro caso, y el Tribunal Supremo nos dio, finalmente, la razón. En los últimos veintitrés años, la trayectoria es la siguiente. Inicialmente salimos "domesticados", y aquello fue un fracaso: éramos pobres, pocos y mal avenidos. Teníamos graves problemas, discusiones, hermanos mayores que habían regresado del exilio...; España había cambiado, las visiones eran diferentes y otros hermanos, como yo, nos habíamos iniciado en el exterior. Actualmente somos unos tres mil, cuando en un elemental examen prospectivo deberíamos llegar a los cincuenta mil para equipararnos con otros países. En los últimos años nos hemos centrado, y nos encontrado lentamente a nosotros mismos.
En España, la masonería entró en 1728, cuando en Madrid se creó una logia por los ingleses, concretamente por el duque de Wharton, enterrado en Poblet. Sus vicisitudes a lo largo de los años son conocidas. Con Carlos III y con Napoleón funcionó bien, pero fatal con Fernando VII. Las Cortes de Cádiz le fueron propicias, así como la I República (Figueras, Salmerón y Castelar eran masones). Nos fue achacada la pérdida de las colonias, cosa en la que no creo, y con Primo de Rivera fue tolerada.
La II República supuso un momento importante, con ministros y diputados masones en las Cortes... En definitiva, cuando el sistema ha sido liberal, la masonería ha funcionado bien en España, pero, cuando ha sido cerrado y arcaico, no ha resultado así.

En cuanto a la situación actual, y a pesar del aletargamiento, hemos notado que en los dos últimos años se acerca a nosotros mucha gente; son números a los que no estamos acostumbrados. Desconocemos los motivos del fenómeno, por supuesto. Puede deberse a alguna novela histórica exitosa o, quizá, a una película taquillera. Desde luego, es indudable que la situación política nos es favorable (el presidente del Gobierno ha reconocido que su abuelo era masón); además, la juventud no encuentra dónde aparcar para decir algo.

En cuanto a nuestro patrimonio -y salvo el reconocimiento moral, realizado por el Parlamento de Cataluña hace unos años, de que la masonería había ayudado en el campo de las relaciones humanas-, no hemos recibido ningún desagravio moral ni económico. Cuando Felipe González ganó las elecciones, la masonería reclamó su patrimonio, pero nadie hizo caso. Hace más o menos un año, ERC (partido de tradición masona entre sus creadores) presentó una proposición no de ley a las Cortes para que se reconociera nuestro patrimonio. Dicha proposición fue transformada por este partido en de ley, junto con otras cuestiones, a nuestro juicio, quizá fuera de sitio. En el mes de febrero de este año debía votarse si este asunto se admitía a discusión en las Cortes. No se admitió, pero el PSOE se comprometió a presentar, antes de junio, este proyecto ante las Cortes.